¿Sufres de ansiedad social? – Consejos para sobrellevarla
La ansiedad social o fobia social es un problema del que en ocasiones no se suele hablar mucho. Sin embargo, es de suma importancia conocer de qué se trata, sobre todo, para atacar a tiempo un posible problema y evitar que este se vuelva crónico. Así pues, el día de hoy vamos hablarte de ella.
Para empezar, si alguna vez has entrado a una habitación llena de gente que no conoces, o te ha tocado hablar en público, es normal que hayas sentido nervios, miedo o ansiedad. Esto es algo que, por lo general, le ocurre a todo el mundo. A mí, me ha pasado cientos de veces.
Y es que la ansiedad aparece cada vez que tienes que dar una presentación o un discurso enfrente de la gente. Pero cuidado. Porque cuando empiezas a tener esta misma sensación a la hora de interactuar con otros o conocer gente nueva, ahí sí, hay un posible problema.
¿Sufres de ansiedad social?
La fobia o ansiedad social tiene que ver con ese miedo absoluto a ser juzgado, señalado o criticado por los demás. Es ese temor que se llega a sentir cuando toca relacionarse con otros. Sobre todo, con gente nueva o que no conocemos.
La ansiedad social es un problema tan fuerte y serio, que te impedirá ir a lugares nuevos y hacer cosas nuevas. Anteriormente, hemos hablado aquí de la ansiedad y sabemos que, cuando se sufre, se limita nuestra felicidad y nuestra vida social.
El día de hoy, queremos compartir contigo 6 pasos que te ayudarán a afrontar la ansiedad social. Eso sí, no sin antes recordarte que, ante un problema de fobia o miedo, siempre es aconsejable que acudas con un profesional de la psicología para recibir ayuda, asesoría o un diagnóstico certero.
1. No te juzgues, ni seas tan duro contigo mismo
Una parte significativa de esa fobia social de la que probablemente sufres, es provocada por ti mismo. Sí, de hecho, cuando juzgas lo que está ocurriendo en tu cuerpo cada vez que realizas una nueva interacción con alguien más, aparece ella.
Por ejemplo, si un desconocido se acerca a preguntarte algo, tú inmediatamente te pones nervioso. Y cuando te pones nervioso, tu cuerpo reacciona de una determinada manera. Te tiembla la voz, te sudan las manos, te cuesta pensar e incrementa tu ritmo cardíaco.
Esa es la respuesta de tu sistema nervioso. El detalle está en que a lo mejor no te gusta, lo sé. Posiblemente, juzgas eso que sucede dentro de ti y empiezas a sentirte mal, o a atacarte a ti mismo con frases como “¡por qué siempre me ocurre esto!?”.
Sin embargo, lo más sano que podrás hacer en estos casos, es reconocer esa parte que aflora de ti. Reconocer que sientes miedo, incomodidad o nervios, es el primer paso positivo que puedes dar, pues sabrás cuál es problema y qué es lo que debes atacar.
En cambio, si no reconoces ese malestar y empiezas a emitir juicios categóricos contra ti o contra la respuesta que tiene tu cuerpo, lo que vas a provocar es más ansiedad. Entonces, a partir de hoy, empieza a aceptar eso que no te gusta e identifícalo.
No luches contra ello, reconoce qué es lo que está sucediendo en tu cuerpo, anótalo, tenlo presente y procede a ver de qué manera puedes evitar todo eso que sientes. Si es posible, busca ayuda con un profesional de la psicología para poder encontrar solución al respecto.
2. Olvídate de que eres el centro de atención
Hay algo que se conoce como “El efecto foco”. Este es un fenómeno en el cual las personas creen ser observadas más de lo que realmente están siéndolo. La razón detrás de él, tiene que ver con algo que se explica en psicología y es lo siguiente:
Por lo general, tenemos la tendencia innata de olvidar que, a pesar de ser el centro de nuestro propio mundo, no somos el centro del mundo de los demás.
Esta tendencia es especialmente prominente cuando hacemos algo fuera de lo común, o a veces incluso cuando alguien que está con nosotros lo hace. En la mayor parte de los casos, este efecto está estrictamente relacionado con la ansiedad social.
De hecho, produce el sentir que uno está siendo juzgado por el resto. Ahora bien, para hacerle frente a este efecto, hay que tener en cuenta algo muy importante, y es lo siguiente: “A casi nadie en este mundo, le importa lo que tú haces”. Sí, así de claro.
Lamento ser algo explícito, pero no hay mejor manera de expresarlo, pues en realidad, la gente va a lo suyo. La gente tiene mil problemas que resolver dentro de sus cabezas como para estar preocupándose en juzgarte precisamente a ti.
Bien sea que tengas un grano en la cara, porque te has vestido de cierta manera o porque te has recortado el cabello más de la cuenta. En serio, a nadie le interesa eso. Y cuanto seas realmente consciente de ello, te darás cuenta de cómo cambiará la perspectiva de tu vida.
Despréndete de las opiniones de los demás, porque la verdad, casi nadie te está mirando. Y digo casi nadie, porque quien tenga una vida aburrida y sin nada que hacer, ese sí, seguramente te mirará y te juzgará. Sin embargo, ¿vale la pena lo opinión que tenga él o ella de ti? ¡Medítalo!
Y recuerda algo también, eres quién eres, y eres como eres. Por lo tanto, lo que los demás opinen de ti, en realidad, está por debajo de lo que eres. Si el resto del mundo quiere hacer juicios sobre ti, está bien, que los hagan. Pero eso sí, tú, a lo tuyo.
3. Paso a paso, exponte al miedo
En psicología, hay algo que se llama “Terapia de choque”. Y tiene que ver con exponerse de forma controlada y deliberada a eso que nos incomoda. Sé que suena complicado el hecho de tener que exponerse a la ansiedad social, pero es algo que vale la pena intentarlo, paso a paso.
Si determinadas interacciones sociales te provocan estrés y ansiedad, busca enfrentarte a ellas en situaciones determinadas. Por ejemplo, cuando no haya demasiada gente, o bien tratando de salir de tu zona de confort y preguntando algo mínimo pero sencillo y coherente a alguien.
Eso sí, ármate de valor, ten suficiente coraje y encara ese miedo que sentís. Cuanto más te enfrentes a él, más empezarás a darte cuenta de que los monstruos que te atormentan mentalmente, son mucho más pequeños que la sombra que proyectan.
Y es que déjame decirte una cosa… el miedo desaparece con la práctica. Como cuando empiezas un nuevo trabajo o empiezas a desarrollar una nueva tarea o habilidad. Al principio te puede parecer complicada, pero con la práctica todo se simplifica.
Desafía entonces a tus pensamientos negativos. No permitas a tu mente tomar el control de ti, sino más bien, trata de tú mismo controlarla a ella. Recuerda que, la mente es una herramienta tremendamente poderosa que puede jugar a nuestro favor o a nuestra contra.
Claro, todo depende únicamente de nosotros. Así pues, cuestiona tu mente y trata de probarte a ti mismo. No hagas del pensamiento negativo un hábito. Y si este se ha convertido en uno para ti, pues ten presente que, los hábitos también se pueden cambiar.
4. Controla tu respiración
A lo mejor, este tip te pueda parecer un poco ilógico para ti, pero pruébalo, porque realmente funciona. Pon atención al ritmo de tu respiración, concéntrate en como entra y como sale el aire durante unos minutos. Hazlo incluso cuando te toque estar frente a alguien.
La respiración consciente es una técnica que ayuda a calmar la ansiedad, el estrés, las preocupaciones o cualquier malestar emocional. Es algo que se aplica mucho en disciplinas como la meditación y el mindfulness. De ahí que te pueda servir mucho practicarla.
5. Si necesitas ayuda, búscala
Muchas veces no suele ser sencillo afrontar la ansiedad social por sí solos. Por eso, como te indiqué al principio, es aconsejable que busques ayuda con alguien más. Bien sea con un amigo de confianza, un familiar o un profesional de la psicología. Busca ayuda, siempre que lo necesites.
Y bien, espero que puedas aplicar estos consejos y que realmente te sean muy útiles. Sin más, te recuerdo que en este espacio, podrás encontrar diversos talleres y cursos que pretenden colaborar con tu crecimiento personal y espiritual. Así que, ¿qué esperas? Suscríbete a ellos ya.
Te mando un saludito y espero que te encuentres muy bien.
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.com