Aprender a ignorar lo que no puedes alejar, será clave en tu felicidad

Ciertamente podemos alejarnos de alguna manera de cualquier cosa que nos afecte de forma negativa o bien que nos invite a conectarnos con el malestar. Y una de las formas más poderosas que tenemos de hacerlo, no tiene tanto que ver con la distancia física, sino con la distancia emocional.

Cuando nosotros le damos demasiada importancia a algo que de alguna manera nos hace daño o no nos agrada, terminamos por extender y en algunos casos perpetuar, la presencia de eso en nuestras vidas. Hablamos de lo que nos molesta, le contamos a quienes podemos acerca de lo que nos está afectando, le damos vuelta una y otra vez en nuestra cabeza a lo que nos ocurre, asociado con ello que nos parece indeseable.

Y con todas esas dinámicas, solo estamos haciendo permanente el efecto negativo. Entonces, ¿qué debemos hacer?

Debemos aprender a ignorar de forma inteligente.

Ignorar, puede ser vista por algunos como una forma de maltrato, pero aclaremos que esto no tiene mucho que ver con el otro, en caso de referirnos a que lo que no podemos alejar se trate de una persona. No es que vamos a aplicar la ley del hielo, ni nada de eso.

Vamos a ignorar para nuestros adentros, restándole nuestra atención lo más que podamos. Si se nos viene un pensamiento a nuestra cabeza, lo soltamos, no nos enganchamos a él y cortamos ese efecto bola de nieve, con todos los  pensamientos de la misma índole que se puede generar rápidamente.

Vamos a alejarnos en pensamientos y por ende en emociones de aquello que no queremos nos siga afectando. Nuestra mente es nuestro enemigo o nuestro aliado, dependiendo de cómo la entrenemos.

La mayoría viene con un disco en desarrollo poco favorecedor, que corresponde a una mente en constante defensa de su entorno, que tiene miedo de que le hagan daño y sospecha de casi todo y en ese afán de protección nos hace imaginarnos miles de escenarios incluso mucho perores a los que nos ocurren. Y en ese proceso nos sentimos emocionalmente afectados y nos hacemos una antena para que vivencias que nos hagan sentir así, se sigan manifestando.

Por lo tanto para nuestra felicidad, tenemos que aprender a filtrar lo que almacenamos en nuestra mente y cómo lo procesamos. Si algo no está bien en nuestra vida, debemos aprender a pensar acerca de ello de una manera diferente y si se nos hace complicado cambiar el enfoque, lo mejor será restárselo por completo.

Es cuestión de práctica, como cuando vamos a iniciar una rutina de ejercicios físicos, vamos de a poco, haciendo ejercicios y paulatinamente generando cambios. Mientras más comprometidos estemos con los resultados que queremos, con más ganas vamos a hacer lo necesario.

Los resultados serán notorios desde el día uno

Lo bueno es que en nuestros procesos mentales, vamos a comenzar a generar resultados rápidamente. Ignorar lo que nos afecta, nos genera efectos positivos en muy corto plazo y no solo en ese aspecto, sino en el resto de los ámbitos.

Hay quienes dicen no puedo ignorar algo que me afecta tanto, que me hace sufrir, que no sé cómo manejar. Pero es que dándole mayor atención no mejora, sino lo contrario. Es mentira que le estamos ideando una solución, solo  nos estamos consumiendo más en lo que nos daña.

Así que, acto de fe. Pruébalo y luego me comentas. Cada vez que te veas pensando en aquello que no quieres en tu vida, sin forzarlo, suelta ese pensamiento… Cuando digo sin forzarlo, me refiero a que no vas a enguerrillarte con ese pensamiento, queriéndolo sacar a fuerza, porque la mente se encargará de atornillarlo más profundamente…

Casi que sin llamar mucho la atención… estoy pensando en esto, déjame dejarlo pasar y ubicar mi pensamiento en cualquier otra cosa. Actuemos como si estuviésemos escondiendo nuestro propósito de nuestra propia mente, para no ponerla sobre aviso y que no nos sabotee nuestros resultados.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.gurú