Cuidar es amar…
Las personas que se ocuparon de nosotros cuando lo necesitamos, en especial nuestros padres, abuelos o cuidadores en general, merecen que los honremos y que de alguna manera le retribuyamos lo que en algún momento nos dieron.
Siempre podemos llenar a nuestros afectos de atenciones, de cariño, de atención. Sin embargo, es cuando ellos necesitan ser cuidados, que podemos lucirnos demostrando agradecimiento a través de nuestras acciones.
Muchas personas sienten un gran peso al tener que hacerse cargo de sus padres, de sus abuelos o de alguna otra persona que no esté en condiciones definitivas o temporales de hacerse cargo de sí misma. Sin entender que el cuidar de quien una vez nos cuidó, es parte del ciclo de la vida y en lugar de ser una carga, debería ser un completo privilegio.
Las personas a cierta edad pueden volverse dependientes. De hecho dicen que el inicio de nuestra vida y el final resultan bastante parecidos entre sí a nivel de los cuidados que requerimos. Luego de haber vivido una experiencia completa, de haber dado lo mejor, de haber aprendido, de habernos equivocado, caído y vuelto a levantar, lo mínimo que podríamos recibir de los seres que más hemos amado, es dedicación y atención.
Entendemos que todo el mundo puede tener dinámicas de vida muy movidas, tener sus agendas ocupadas, pero el cuidado de quienes nos necesitan e hicieron lo propio por nosotros, no debe dejarse de lado. Debemos sacar tiempo, ganas y energías para hacer la vida de esas personas que nos enseñaron mucho de lo que hoy somos, más agradables y llevaderas, más si presumimos que no es tanto el tiempo que nos queda para compartir.
La vida es un suspiro, todo pasa muy rápido, hoy nos sentimos vitales, completos e independientes. Sin embargo, en menos de lo que pensamos, podemos necesitar de alguien que nos asista para las cosas más sencillas. Los años no tienen por qué inutilizarnos, pero requiramos o no de atención especial, lo natural sería pasar nuestros últimos momentos cargados de amor.
Cuando cuidamos a las personas que se encargaron de nosotros cuando lo necesitamos, estamos haciendo varias cosas en simultáneo, estamos demostrando nuestro profundo agradecimiento, honrándolos y dando un poco de lo que recibimos y estamos de alguna manera tendiendo la cama donde dormiremos.
Todo lo que damos, nos llega de vuelta y sabiendo que en algún momento podemos necesitar de los que nos siguen, una manera de dar el ejemplo y decirle al Universo que somos merecedores del cuidado y la atención en nuestros últimos tiempos, es cuidar de nuestros afectos, mayores o enfermos, es estar pendientes de ellos, es garantizar que sus necesidades estén cubiertas.
Algunas personas tienen todo calculado para su vejez, no quieren representar una carga para nadie, contratan personal que se encargue de cuidar de ellos, reservan dinero suficiente y se responsabilizan por cualquier cosa que puedan necesitar en la última fase de su vida. Estas personas demandan menos, pero eso no significa que no debamos dedicarles tiempo, amor, atención, que no reconozcamos que nos necesitan y que con nosotros sus días serían más plenos.
En otros casos, la vida habrá resultado diferente, no habrá fondo de retiro, ni pensión, estas personas pueden representar cierto peso, pero este tipo de peso son los que debemos cargar en el corazón y no en nuestra espalda. Los compromisos y las responsabilidades que asumimos deben nacer de nuestro amor y con ello no sentiremos que lo que debemos hacer nos pesa, sino que simplemente estamos teniendo el privilegio de estar para quien se dedicó a nosotros y quizás a quien gracias a lo que hizo, hoy somos quienes somos.
Imagen principal cortesía de: Lisa Aisato
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru
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