Lo que abarca la palabra amor es lo que fácilmente podría definir al infinito. El amor es un sentimiento que nos conecta de forma automática a nuestra naturaleza, a nuestra esencia, a la fuerza que hizo posible nuestra existencia…
Pero muchas veces ocurren cosas que distorsionan el amor y nos hacen tener experiencias que no tienen mucho que ver con el bienestar que encierra la energía y el sentimiento del amor.
Digamos, para no ser extremistas, que existen varias formas de amar, en lugar de decir que si algo no nos hace bien, jamás podría llamarse amor. En esas varias formas de amar, nos encontraremos con unas que nos harán sentir los seres más afortunados del planeta (amor bonito) y otras que nos harán desear salir eyectados de alguna experiencia (amor difícil).
Por lo general nos encontramos entre esos dos extremos. Estamos relacionados con personas con quienes tenemos conexiones importantes y que en algunas oportunidades hacen nuestra vida más bonita y en otras, mucho más complicada. Lo ideal para mantener nuestro bienestar y hacer que valga las energías y los recursos que invertimos en alguna relación, es que el balance lo consideremos positivo, que sintamos que esa persona le ofrece a nuestra vida, más cosas agradables y que nos suman, que lo contrario.
Cuando profundizamos un poco, nos damos cuenta de que nuestras relaciones no se producen por casualidad, que incluso representan un espejo y que a través del otro, vemos cosas en nosotros, que de otra forma, no veríamos. Desde este punto de vista, pues tendremos que aceptar que cada persona, aporta algo que necesitamos en diversos momentos en nuestras vidas.
Pero no porque necesitemos una determinada pareja en un momento o sea lo que estemos atrayendo, debemos conformarnos con relaciones que no nos hacen bien. Por el contrario, esas relaciones son oportunidades perfectas para crecer y para cambiar el punto desde el cual atraemos. Lo importante es identificar en lo que estamos metidos y sacar el mayor provecho, en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de desgaste emocional que se pueda.
Cuando nos vemos sumergidos en relaciones complicadas, ni siquiera queriendo, podemos decir de un momento a otro “esto se acabó” y actuar en consecuencia. Eso solo llega y lo podemos mantener cuando estamos listos para salir de allí… Si lo hacemos de forma apresurada, sin notar el porqué de esa experiencia vital, muy probablemente nos veamos en un muy corto tiempo, repitiendo una historia similar, pero reflejándonos en otros ojos.
Así que si no queremos repetir experiencias, debemos generar cambios, cambios internos, ser observadores de lo que ocurre, saliendo del rol protagónico y entrando al de espectador y desde allí vernos, qué estamos dando, qué alberga nuestra mente, qué estamos recibiendo, qué permitimos, con qué sintonizamos, qué hay de mí en el otro, etc, etc.
Cuando miramos desde afuera, normalmente ocurren dos cosas:
Desde allí vamos a tener otra interpretación sobre el amor bonito, sobre el amor difícil y quizás hasta lleguemos a pensar que todos son parte de lo mismo, todos buscan darnos lo que necesitamos desde las realidades que creamos.
Comencemos a ser ese amor bonito que queremos recibir, comencemos a mirarnos a espejo, en lugar de tomar una lupa y ver al otro. Comencemos por ser esa persona que nos gustaría encontrar para proyectarnos a futuro y ese amor bonito… no llegará sino que lo construiremos, desde lo que verdaderamente somos, que en ninguno de nosotros, es algo diferente al amor.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com
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