Enfócate en ti y priorízate más… pero, ¿por qué te digo esto?
Bien, porque tu destino es uno solo. Tu vida es única y tu misión en ella es valiosa. Y ese destino o esa vida la vas forjando con tus propias acciones.
Si anhelas un buen futuro, deberás darte a la tarea de ir por él con total convicción. Si tienes una meta fija, trabaja diariamente con fuerza e inteligencia para conseguirla… Eso sí, ¡evita perder el norte!
La mejor forma que tienes para no desviarte del camino es reconocer los sitios en los cuales no lograste nada, o en los cuales no conseguiste gratas experiencias… Recuerda cómo llegaste hasta ellos.
Recuerda el sufrimiento, los malos momentos o las cosas negativas que tuviste que atravesar. Si tienes presente esto, sabrás lo que debes evitar, para no volver a estos sitios o a uno similar.
Hoy en día, tendemos a hacer a un lado la búsqueda de la verdadera felicidad (la propia felicidad), y nos enfocamos más en otras personas.
En ocasiones, le damos prioridad a gente que viene y va. Le damos importancia a esa gente que es pasajera o que de una u otra manera se metió en nuestros pensamientos.
No quiero decir que esté mal el hecho de que se busque a alguien que nos ayude a superar una situación difícil o algún dolor emocional.
Sin embargo, a menudo buscamos consuelo en otros, o esperamos que los demás sean capaces de sanar nuestra alma o de hacernos sentir mejor, pero termina siendo todo lo contrario… no hay nada más tonto y absurdo que esta creencia.
Déjame decirte una cosa… si esperas que alguien realice ese trabajo interior que tú mismo debes hacer en ti, no llegarás a ningún lado…
Si te tienes amor propio, sabrás cómo reinventarte y podrás convertirte en esa mejor versión de ti.
Cuando decidas abrir los ojos y te des cuenta de lo valioso que eres, verás el camino a la verdadera felicidad.
Y sí, en esta vida quien más debe importarnos es uno mismo.
Debes ocuparte más de ti y debes cuidarte más a ti mismo. Por más que parezca un acto egoísta, es tu obligación.
Valorarte a ti mismo y darte amor propio son uno de los pilares fundamentales para encontrar la verdadera felicidad. Incluso, más allá de si estás o no acompañado.
Muchas parejas, por ejemplo, se juran amor eterno y al tiempo terminan separándose por razones que pueden parecer hasta descabelladas. Pero, todo tiene sentido… el amor, en cualquier momento, puede acabarse.
Tú puedes cansarte de una situación. Y si no eres feliz en un lugar, ¿para qué vas a seguir ahí, sufriendo sin ganar nada?
Algo que sí es cierto, es que para poder darle amor a alguien más, es indispensable que sepas primero darte amor a ti mismo, de forma que puedas ser feliz sin ataduras.
Por eso, colocarte como una prioridad es primordial. Sobre todo, si deseas alcanzar tus propias metas.
Para poder apreciarte más y comprender tu verdadero valor, deberás educarte.
Edúcate académica y espiritualmente. Préstate atención a ti mismo, a tus pensamientos, emociones y sentimientos. Si hay algún rencor dentro de ti, sácalo, o libérate poco a poco de él.
Si tienes algún dolor físico, ve al médico y cúrate. Si no te sientes feliz en un lugar, pregúntate: «¿Qué rayos hago aquí?». Y sal de ahí.
Analízate más. Mírate en el espejo a diario y admite tus errores. Aprecia también tus fortalezas. Toma nota y planifica como llevarás a cabo cada una de tus metas.
Es mucho lo que puedes hacer por ti. Así que, empieza colocando los primeros ladrillos hasta que poco a poco, tengas una pared.
Eso sí, ¡empieza desde ya! ¡No esperes tanto! ¡hazlo ya!
Enfócate en ti y no en alguien más.
No priorices a aquel que no te prioriza, o en otras palabras…
No mantengas un vínculo nefasto con alguien que no te valora.
Quizás habrás pasado por esto. Sé que cuesta mucho romper ciertos lazos con personas. Pero, si alguien no nos hace bien, ¿vale la pena seguir ahí?
Simplemente enfócate en ti… Haz aquello que más te gusta: pinta, baila, escribe, ve a un gimnasio, canta, arréglate, cómprate ropa, sal con tus amigos, sal tú solo o sola… haz lo que te haga feliz.
Eso sí, no te quedes en un mismo lugar, postrado y sin hacer nada. Debes empezar a actuar.
Te dejo un ejercicio sencillo: mírate al espejo y declara lo mejor frente a él. Mírate a ti mismo a los ojos y di:
«Soy valioso(a), soy único(a)… Mi valor es grande y lograré eso que tanto anhelo en la vida… Seré feliz porque he decidido actuar en pro de ello… Nadie me detendrá, confío en mí mismo(a)».
Buenas vibras para vos y un saludo cordial.
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru
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