Quizás esto hoy resulte una decisión tardía, en especial para todos aquellos que miraban desde afuera y veían con claridad lo que yo me negaba a ver… Me diste mil motivos para soltarte, pero siempre encontré más para quedarme. Detrás de cada oportunidad que te daba, había algo en mí que se rompía. Por querer estar cerca de ti, me alejaba cada vez más de mí…
Me costó mucho llegar acá y decir, no más… No sé cómo llamar a mi terquedad, solía llamarle amor por ti, pero quizás no eras tú el problema, quizás esto solo fue el recurso que necesité para ver qué tan poco me estaba valorando, qué tan poco merecedora me sentía de la vida.
No puedo negar que no siento dolor por todo el tiempo que invertí en este proceso pero siento que fue justo lo que necesité para decidir dejar de mirar afuera, para mirar hacia dentro, para atenderme y entender que lo que hacía contigo no era otra cosa que demostrarme qué tan poco me estaba amando.
Hoy dejo de culparte por mis lágrimas, me hiciste el justo daño que yo te permití que me hicieras. Hoy tomo la responsabilidad de haberte elegido para compartir un período de mi vida contigo y de haberme quedado.
Pretendí que me dieras el amor que incluso hoy, yo no sé darme. Buscaba que llenaras un espacio que a nadie más le corresponde ocupar. No es que piense que lo que hiciste estuvo bien, solo entiendo que de haberme amado más, o tan siquiera de haberme amado un poco, no te hubieses cruzado en mi camino.
Te convertiste en el puente para llegar a mí y parece un tanto irónico, puedo sentir gratitud por ello. He comenzado un trabajo interno el cual comienza por amarme y perdonarme, alejando de mí la culpa que me ancla al pasado y asumiendo la responsabilidad de cada una de las cosas que he vivido, incluyéndote a ti.
Es el cambio interno el que me permitirá abrirme a nuevas oportunidades, a mirar a personas diferentes, a atraer experiencias y relaciones que estén en sintonía con una nueva versión de mí, en la cual vengo trabajando desde hace cierto tiempo y que hoy me permite tomar la decisión de dejarte ir, con la convicción de que merezco y quiero algo diferente en mi vida.
Cuando nos sentimos víctimas en la vida, siempre llega un victimario, así es el juego, por eso debo estar atenta a los mensajes que le doy al universo, para que acerque a mí experiencias que me generen satisfacción, en lugar de dolor, de frustración, de rabia o de tristeza…
Hoy sé que si alguien como tú se topa en mi vida y está tocando a mi puerta, debo poner un candado e inyectarme una buena dosis de la mejor vacuna de todas, la del amor propio. Espero no necesitar una nueva experiencia que me haga despertar desde el dolor, que me haga sostenerme hecha pedazos, para entender que todo parte de adentro, para entender que si yo no me amo, nadie lo hará por mí. No puedo pretender que alguien me dé, lo que yo no soy capaz de darme.
Soy yo quien debe marcar la pauta de lo que desea en su vida, pero no como pensaba que se hacía, pretendiendo a alguien de determinada manera o que coincidiera quizás con algún perfil, sino amándome locamente, respetándome, sintiéndome merecedora de lo mejor y dispuesta a dar lo mejor de mí. Solo así sé que atraeré a mi vida lo que me gustaría vivir.
Hoy decido dejarte ir y también decido no dejarme nunca más a mí.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.gurú
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