Crecimos escuchando una frase que realmente nos parte en dos: ¿Somos la mitad de alguien? ¿Somos una media naranja y nos hace falta nuestra otra mitad?
Algo así como un “alma gemela”, según el mito que nos plantea Platón en su famosa obra El Banquete, cuya falsa idea de la media naranja ha repercutido desfavorablemente en nuestra cultura universal.
La verdad es que nadie tiene la capacidad de complementarnos, de otorgarnos esa felicidad que nos falta, de cubrir ese vacío que solemos sentir.
Nos han contado mal el cuento… No eres un ser incompleto que necesita de otra persona para sentirte pleno… Sal de esta trampa!
Mientras sigas intentando cubrir el vacío existencial generado en tu infancia, esperando que la otra persona te complemente y llene, estarás cometiendo un error costoso.
Si nos percibimos a nosotros mismos como una mitad, o media naranja, que busca y necesita su otra mitad, entonces nos estaremos auto etiquetando como un ser incompleto que necesita de otro ser para lograr sentirse pleno y feliz.
Mirando éste panorama desde una mente superflua, este tipo de pensamiento puede parecer muy romántico, ya que estaría definiendo una relación de pareja ideal.
Sin embargo al analizar un poco más a profundidad el asunto, observamos que, si el amor es abundancia, entonces cuando existe esa necesidad de otro en nuestra vida, estaríamos vibrando en carencia.
Esto nos llevaría a concluir que esa relación no está basada en el amor, sino en la carencia.
Debemos escapar de la trampa del amor romántico!
Por esa razón, cuando nos percibimos como un ser completo, pleno y feliz, y desde esa perspectiva nos juntamos con otro que también es completo pleno y feliz, entonces y sólo entonces, podemos establecer un verdadera relación de amor, y esa relación sana y estable sí nos haría sentir más plenitud.
Si dependes de otro para ser feliz, te estas desconectando de tus verdaderas necesidades, abandonando los sueños que tengas por cumplir, para centrarte en los sueños del otro, lo cual te genera una vida llena de insatisfacción y frustración.
Relacionarnos con otra persona desde la necesidad, desde la carencia, desde el miedo o desde los celos no es el camino al amor. Buscar nuestra felicidad ideal al lado de una supuesta “alma gemela” nos irá arrastrando a una vida cargada de irrealidad y frustración.
Al idealizar a tu pareja y sentir que “estamos hechos el uno para el otro” estarás dando un mal inicio a una relación, y hasta puede ser peligroso.
A medida que pasa el tiempo, con la convivencia, terminamos por descubrir que no existe la “perfección absoluta”, y que tu pareja tiene actitudes que te irritan, lo cual ocasiona fricciones y discrepancias entre ambos.
Si no sabes cómo aceptar la imperfección, y abordar el conflicto de manera sana, comenzará a generarse la bola de nieve llamada “insatisfacción”, lo que te lleva a vivir frustrado.
Idealizar a nuestra pareja y tener el concepto erróneo de que es nuestro “complemento”, solo logrará ahondar el precipicio por donde vamos a rodar cuando comencemos a palpar la realidad.
Si yo no me siento perfecta, completa, plena y feliz, no podré aportar nada bueno a una relación. ¡Así de simple!
Trabajar en uno mismo para superar traumas o conflictos emocionales de la infancia, o incluso de vidas pasada, te hará convertirte en esa persona completa que merece otro ser completo a su lado.
De lo contrario, estarás sintiéndote solo una mitad, y siempre vas a necesitar un “complemento” que hará tu vida miserable.
Se podría decir que son sólo palabras y que “mi otra mitad” es una expresión inofensiva, y que no hay que tomarse todo tan en serio, pero te diré que las palabras que usas son excesivamente importantes.
Los pensamientos que tienes y las palabras que usas hacen eco de tus creencias y dan forma a tu realidad… Así que incluso una frase inofensiva como “mi otra mitad” puede tener a veces más impacto de lo que crees.
Experimentar el amor y toda la magia que tiene que ofrecer, resulta aún más maravilloso cuando las dos personas implicadas están en paz consigo mismas. No busques atraer a alguien que consideres tu media naranja, ya que estarías aceptando na un ser incompleto en tu vida, un ser codependiente y con apegos emocionales.
siempre trae consecuencias catastróficas a cualquier relación.
Es importante que no creas que un ser completo es necesariamente perfecto, ¡no!, nadie es perfecto, y nadie lo será en este planeta tierra.
Todos tenemos lados oscuros y lados luminosos, pero la manera como manejamos y aceptamos esas dos facetas de nuestra condición humana, hará de nuestra vida un valle de rosas o un infierno.
Pasar tu tiempo con esa pareja perfecta para ti, puede ser la más maravillosa experiencia de amor, donde cada uno puede aprender y crecer a su ritmo, tanto individualmente como en pareja.
Al conocernos a nosotros mismos, y reconocernos como seres completos e imperfectos, establecemos relaciones amorosas o de otra índole, que están basadas en la estabilidad emocional, el respeto, la generosidad, la cooperación y el equilibrio.
Las relaciones que se basan en las carencias, la dependencia, el dominio hacia el otro, la inestabilidad emocional, etc, tienen su pase seguro hacia el fracaso.
Estas son las que creen que son media naranja de alguien!
Siempre es necesario pasar por proceso terapéutico, para comenzar a ver hacia dentro de nosotros mismos, amándonos como somos, perdonando a quienes “creemos” dignos de nuestro perdón, centrarnos en nosotros mismos para ir superando los obstáculos emocionales que te impiden llegar a una relación feliz.
Al amarnos lo suficiente, seremos libres y felices!
Por Loubna Hatem ∼ Reencontrate.com
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