Lo más valioso que le podemos dar a un niño es nuestro amor y nuestro tiempo
Los que somos padres podemos coincidir en el hecho de que muchas veces buscando las formas en satisfacer las “necesidades” de nuestros hijos, simplemente los dejamos de lado a ellos.
Resulta que ellos son las personas más importantes de nuestras vidas y contradictoriamente suelen ser a quienes menos tiempo de calidad le dedicamos. Nuestras dinámicas son muy cargadas, tenemos muchas obligaciones, no nos rinde el tiempo y los pequeños, aunque están en primera posición en nuestras prioridades son los que generalmente se quedan con las sobras de nuestro tiempo.
Nuestros grandes amores
Podríamos decir que en la mayoría de los casos los hijos son amados por sus padres, dirigiéndonos específicamente a familias que corresponden el grueso estadístico. Ese amor es el motor de muchísimas cosas. Nuestros hijos nos inspiran desde que nos levantamos hasta el fin de un largo día.
Sin embargo, no es el amor lo está bajo la lupa en esta entrada, sino el tiempo, el tiempo que dedicamos a demostrar de cara a nuestros hijos ese amor.
Un pequeño no entiende que su padre o su madre esté 8, 10 o 12 horas trabajando para proveerle la mejor educación, para vestirlo, alimentarlo o calzarlo y explicárselo solo lo carga de información inútil e innecesaria, que le irá formando en su mente creencias que de seguro lo limitarán a futuro.
¿Cuándo se siente amado un niño?
Un niño se siente amado cuando siente a sus padres presentes, le prestan atención, juegan con él, le escuchan en relación a lo que aprendió o hizo en su día. Un niño siempre quiere que los ojos de sus padres estén sobre él y sabemos que esto es un extremo, pero procuremos al menos garantizar que estamos demostrando nuestro amor desde su perspectiva.
Hay tendencias que hablan de la cantidad de tiempo que los padres deben dedicar a sus hijos diariamente, pero esto me parece bastante rígido. No se trata de una tarea a ejecutar, el compartir con nuestros hijos debe ser algo que disfrutemos y que no consideremos que haya algo más importante que estamos dejando de hacer por estar allí.
Pronto dejan de ser niños
El tiempo pasa súper rápido, las etapas de los niños vuelan, los vemos hoy pequeños, demandándonos presencia, cariño, guía, protección, alimento, juegos, tiempo… Pero cuando volvemos a ver, ya son independientes, ya no quieren hablar con nosotros o contarnos de sus grandes o pequeñas aventuras. Cuando volvemos a ver, todo pasó, ya no es necesario leerles un cuento, ya se bañan y hasta se afeitan solos, ya tienen compañías que prefieren antes que la nuestra.
Y esto va a pasar de todas todas, independientemente de lo que podamos ofrecerle a nuestros hijos cuando están pequeños, ellos irán tomando sus caminos y formándose como individuos independientes. Pero de seguro el cultivar un nexo repleto de amor, los hará a ellos y a nosotros mucho más felices.
Ofrecer lo que realmente importa
No importa si no tienen el aparatado de video juegos más nuevo del mercado o si no tienen los zapatos de la mejor marca, lo que sí importa en esas edades tempranas es mostrarles las cosas que tienen verdadero valor. Estas cosas solo se las podemos mostrar a través de presencia y acciones, a través de tiempo dedicado, a través de risas, a través de juegos… Todo lo realmente importante es invisible, es intangible… y los niños son especialistas en poder mirar con los ojos del corazón.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.
Diálogo extraído de: El Principito
Ser padres es un rol maravilloso, no perdamos la perspectiva y seamos coherentes con lo que es importante para nosotros. Dejemos de un lado el celular y veamos la cara de ese pequeño que cambia con prontitud, no nos carguemos de forma exagerada para tener mayores ingresos, si eso representa sacrificar nuestra relación con esas personitas. Démosle a ellos lo mejor que podamos y veremos como ese regalo es también para nosotros.
Por: Sara Espejo –Reencontrate.gurú
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