El miedo es totalmente normal en nuestro sistema, de hecho resulta de gran utilidad cuando nos enfrentamos a situaciones reales de peligro. El miedo puede salvarnos la vida, por las condiciones en las cuales ubica nuestro sistema corporal, preparándonos para dar la cara o escapar de una situación que esté colocándonos en un alto riesgo.
Sin embargo, no es a este miedo al cual queremos referirnos, sino a aquel que nos invita a paralizarnos o a huir de nuestros sueños porque algo podrá salir mal. Ciertamente cada vez que damos un paso nos estamos arriesgando y nos puede resultar de gran utilidad para disipar el miedo, pensar en todo lo que podríamos ganar si las cosas salen bien, en lugar de pensar en lo que podemos perder.
Sustituir nuestros miedos por ganas, nos permite elaborar rutas, animarnos a nosotros mismos y prepararnos para sortear los obstáculos, especialmente los imaginarios, que el miedo se encarga de ponerlos tan grandes como montañas.
Piensa en eso que deseas, impregna todo tu sistema con la emoción que genera en ti el haber alcanzado aquello que quieres para ti. Por un momento elimina cada obstáculo de tu mente y saborea el momento en el que ya lo que deseas forma parte de ti. Si logras hacer este ejercicio con frecuencia, vas a descubrir vías que ni te imaginabas para llegar al destino deseado.
Cuando le inyectamos ganas, ilusión y emoción a lo que queremos, nuestros pasos parecen moverse solos, como si ya conocieran el camino. Aparecen las personas indicadas, escuchas hablar de lo que necesitas oír, el mundo entero parece estar actuando a tu favor y lo mejor de todo es que no es una ilusión tuya, es así… Cuando tú crees que lo vas a conseguir, lo haces.
Eliminar los miedos o ignorarlos y actuar a pesar de ellos, es el primer paso hacia la materialización de lo que deseamos. Porque ¿los miedos qué hacen normalmente? Los miedos nos empujan a imaginaros todo lo contrario a lograr lo que queremos. Nos imaginamos el fracaso, hacer el ridículo, nos imaginamos perder lo que tenemos, quedando en un estado peor del que nos encontramos ahora y nuestro mágico universo como nunca nos dice que no, que nos ofrece escenarios que coinciden con lo que vemos en esos miedos.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Vaciarnos la cabeza de cualquier miedo, por más fundamento que creamos que tiene y respirar las ganas de ver materializados nuestros objetivos, nuestras metas, nuestros deseos…
Hagamos algo cada día que nos acerque a lo que nos gustaría vivir y cada vez que podamos intentemos vivir en nuestra mente lo que queremos manifestar. Disfrutemos del camino seguros, segurísimos de que vamos en la ruta de lo que deseamos. No importa si lo vemos complicado, para el universo no hay límites u obstáculos, por el contrario somos milagros capaces de multiplicarlos. Porque estamos hechos de la energía e inteligencia creadora, que también nos pertenece y cada día, conscientes de ello o no la usamos para crear nuestra realidad.
Emociónate con tu vida, dale el mérito que merece. No te conformes con aquello que no te agrada, cámbialo o comienza a verlo diferente o sencillamente a no prestarle nunca más tu atención, eso lo hará desaparecer sin que lo puedas notar.
Aprender a alinearnos con lo que deseamos requiere de una práctica constante, pero bien vale el esfuerzo de aprender a convertirnos en nuestros propios magos, en nuestros propios hacedores de milagros. Así que más ganas y menos miedos.
-La magia es creer en ti mismo, y si puedes hacer eso, entonces puedes hacer que todo suceda. -Johann Wolfgang von Goethe.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru
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