Quiero iniciar este post, con una frase que dice así: «Pedir disculpas es una virtud de pocos».
Y ojo, la frase no quiere decir que son poquitas las personas en este mundo que tienen la iniciativa de disculparse. No, más bien lo que quiere decir es que son pocos los que verdaderamente saben hacerlo.
Para pedir disculpas o pedir perdón hay un trabajo qué hacer. Un trabajo que además no es sencillo, sino complicado. Principalmente, porque es bastante incómodo y en ocasiones, porque no sabemos qué palabras usar. Sin embargo, es necesario que lo hagas.
Por eso, si ofendiste a alguien, pero no encuentras la forma de cómo decirle “lo siento”, aquí aprenderás a hacerlo.
Si vas a pedir disculpas sinceras, ten en cuenta lo siguiente:
Lo primero que deberás hacer es apartar tu ego y admitir que te has equivocado, que has hecho las cosas mal y has afectado a otros. Sé consciente del daño que has causado.
Es probable que no siempre sientas la necesidad de disculparte, porque estás convencido que es a ti a quien le tienen que pedir disculpas. Si este es el caso, con mayor razón eres tú el que tiene que tomar la iniciativa.
No esperes más, reconoce tu error y toma la decisión de arreglar la situación, para que el rencor no tenga lugar.
Antes de decirle a alguien “Lo siento”, “Perdóname” o “Discúlpame”, deberás ponerte en su lugar, e intentar sentir su dolor.
De lo contrario, si tu pedido de disculpas no es sincero, sino más bien forzado o indiferente, no servirá de nada que lo hagas.
Por eso, trata de ser empático. De forma que el otro vea que te has puesto en su lugar, que sabes lo mal que la pasó, y que reconoces tu falta.
Exprésate con palabras que verdaderamente impacten en la otra persona: “Me equivoqué”, “Cometí el error de…”, “Hice (tal cosa) … sin pensar bien las consecuencias”, “Reconozco que te he hecho daño”, etc.
Si deseas, antes escribe una carta de disculpas que te sirva de guía para lo que vas a decir. Por otro lado, que no te de miedo ser honesto con lo que vayas a expresar.
No digas frases como:
¡Nada de eso! Evita el “Si…” a toda costa, pues puede ser interpretado como si tus acciones fueron inofensivas, cuando en realidad causaron daño.
Por otro lado, evita ponerte a la defensiva y decir cosas como: “Sí, sé que metí la pata, pero tú hiciste… (tal cosa)”.
Los “peros” déjalos de lado también cuando vayas a disculparte. Recuerda que la persona afectada lo que está esperando es que te disculpes y no que te justifiques o que des tantas explicaciones. A veces, es mejor aplicar el famoso refrán que dice: “Mejor no aclares, porque puedes oscurecer”.
Cuando hayas acabado de dar tus disculpas, no te olvides de preguntar:
“¿Qué puedo hacer por ti?”.
Con esto demostrarás que efectivamente deseas reparar el daño que has cometido.
Ahora bien, si la otra persona te dice que no puedes hacer nada, pues mejor retírate y no insistas. En estos casos, conviene que te hagas a un lado y le des tiempo a la otra persona para que asimile lo ocurrido.
Una última recomendación si deseas pedir disculpas…
Jamás digas “Lo siento si fuiste ofendido”. De lo contrario, solo estarás intentando evadir tu responsabilidad y harás quedar a la otra persona como alguien que tiene una actitud pasiva, dramática o sumisa.
Asimismo, evita las ironías o decir cosas como: “¡No pensé que algo tan pequeño fuese a ofenderte tanto! ¡Perdón pues!”.
Si te vas a disculpar, hazlo de corazón y reconociendo tu falta. De lo contrario, mejor no lo hagas.
Y no menos importante, recuerda hacer cambios para evitar que dicha situación se vuelva a repetir. El haber hecho todo lo anterior no tendrá sentido si al poco tiempo vuelves a cometer el mismo error.
Pues bien, eso ha sido todo por hoy. Te recuerdo que, aquí podrás encontrar varios talleres y cursos que te ayudarán con tu crecimiento personal y espiritual, así que, ¿Qué esperas? ¡Suscríbete y aprovéchalos!
¡Un saludito!
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru
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