El miedo… Puede ser el más poderoso motor.
A veces nos quedamos enganchados a relaciones absurdas, que solo nos restan por no poder hacernos cargo de los miedos que en nuestra mente albergan, los traigamos a la luz o no.
Somos normalmente resistentes a los cambios, inclusive a aquellos que nos prometen un abanico de mejores opciones de lo que podamos estar viviendo. Nuestra mente se siente un poco más cómoda en lo conocido y se encarga de desplegar todos los terribles escenarios que nos pueden esperar, incluso cuando no tengan mucho respaldo lógico.
El miedo más común, pero debemos considerar que la soledad no es mala, ni una penitencia por no haber podido permanecer en pareja. La soledad nos ayuda a amarnos a nosotros mismos y nos permite a atraer desde el amor a quien realmente esté en sintonía con ese amor. Además no tiene que ser un estado permanente.
Lo que más nos puede generar arrepentimientos es encontrarnos en unos años lamentándonos por no haber terminado antes con algo que sabíamos que no funcionaba.
La estabilidad no debes buscarla en alguien más, bien sea afectiva, económica, social, debe venir de ti, para no generar vínculos de dependencia que distorsionen el amor.
Los planes no tiene que ser estáticos, podemos modificarlos, podemos mejorarlos. Sí, nadie se relaciona con otra persona y decide hacer proyectos conjunto, para luego romper los planes, pero si hay que hacerlo, se hace.
Si no es conveniente que estemos junto a alguien, qué importa que ese alguien tenga a su lado a otra persona. Cada quien en lo suyo y con lo que vibre con cada uno. Los celos, el egoísmo, como el mismo miedo, solo son reacciones y motores del ego, no le permitamos mayor alcance en nuestras decisiones.
Hay infinitas posibilidades en el mercado de pareja, solo tienes que ser lo que estás buscando y esa persona que vibre contigo, llegará a ti sin esfuerzo alguno, pero mientras sigas bloqueando la puerta o con el espacio ocupado, eso no pasará. No conviene buscarse un respaldo antes de terminar, porque normalmente estamos atrayendo a esa persona desde el miedo a estar solos.
Como estos habrá algunos otros que nos impidan deshacernos de aquello que quizás ni siquiera debimos dejar entrar en nuestras vidas. Pero como nada es casual, de seguro algo estamos aprendiendo en el proceso y en las relaciones amorosas una de las lecciones comunes es amarnos a nosotros mismos.
Cuando aprendemos a hacerlo, a sentir ese amor propio, dejamos de tomar decisiones que parecen pesos sobre nuestros hombros y comenzamos a atraer personas con las que se nos hace mucho más sencillo imaginar y construir una vida común en el marco de un amor solidario, leal y sincero.
Consideremos que la vida es muy cortica y se nos puede ir lamentándonos por estar con alguien que parece existir solo para obstaculizar nuestra felicidad. La vida si la vamos a compartir con alguien, asegurémonos que sea con quien valore lo que somos, que nos cuide y nos quiera bien… No te desgastes intentando que alguien cambie, si puedes ser feliz con esa persona tal cual es, sigue adelante, si no, no te condenes a vivir esperando, en estado de frustración por no recibir lo que crees merecer.
Ama de la mejor manera, especial y primeramente a ti mismo.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com
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