Cada uno de nosotros tiene que jugar con sus emociones, con la intención de lograr mantenerse en un estado de equilibrio, evidentemente en un punto de bienestar. Todos nosotros recorremos prácticamente a diario una escalera emocional, encontrándonos en diferentes peldaños. Ellos dependerán de cómo estemos asumiendo lo que nos ocurre y qué estemos pensando en relación a eso que nos acontece.
Lograr un equilibrio emocional consiste en conseguir que nuestro estado diario nos indique un balance positivo. Eso significa que independientemente de lo que no los factores externos, nuestra mente está orientada hacia nuestro bienestar y podemos sentir calma, alegría, paz, amor, esperanza, etc., en lugar de sentirnos mayormente identificados con estados de miedo, de culpa, de tristeza, de ansiedad…
Las personas que se mantienen en un punto óptimo en su estado emocional, tienen en común ciertos hábitos que hoy queremos abordar, para reconocer su importancia y su aplicación en nuestro día a día.
El agradecimiento es crucial si de equilibrio emocional hablamos. Agradecer es una manera sencilla de reconocer lo que somos y lo que tenemos, de hacernos conscientes y valorar cada una de nuestras bendiciones.
Nuestro cuerpo es nuestro transporte para esta experiencia y lo mínimos que podemos hacer es cuidarlo, amarlo y respetarlo. Esto parte de la aceptación y de lo que pensamos de nosotros mismos, pasa por lo que consumimos y llega a lo que le dedicamos a nuestro cuerpo, en cuanto a actividad física y descanso se refiere. Todo es importante, si el cuerpo pide una pausa, debemos aprender a dársela, si no lo hacemos él se encargará de que la tomemos, y no de la mejor manera.
Cada uno de nosotros tiene el potencial de ser mejor cada día, el reconocer sin castigarnos que tenemos algo que podríamos mejorar, por beneficio propio o de quienes hacen vida con nosotros, nos permite encontrar los mecanismos de mejora y superación, conduciéndonos hacia nuestra mejor versión. Cada día, una pequeña cosa que decidamos hacer diferente con la intención de mejorar, nos hará sentirnos satisfechos y en un proceso de evolución constante y consciente.
Siempre hay dos opciones, enfocarnos en lo que nos parece positivo y nos conecta con el bienestar o hacerlo con lo que nos conecta con el malestar. Si buscamos un equilibrio emocional, es crucial aprender a ver lo positivo dejando de lado todo lo que no nos agrade, lo que no nos llene o lo que nos falte. Siempre hay algo agradeble que ver, algo que admirar, algo que reconocer, algo que rescatar… lo que llaman por allí la bendición oculta en todo.
A veces el hacer el ejercicio de ubicar esa bendición, se convierte en una manera sencilla de entender que todo lo que nos ocurre es para nuestro mayor bien.
A veces el complacer a los demás se convierte en un atajo que nos conduce a sentirnos insatisfechos o en deuda con nosotros mismos. Debemos, sin que eso represente hacerle daño a cualquier otra persona o irrespetarlos, ocuparnos en nuestro bienestar y garantizar que nuestras prioridades estén atendidas. Evidentemente es satisfactorio contribuir con la felicidad de los demás, pero la nuestra debe ser sin lugar a dudas, nuestro permanente foco.
Te invitamos a adoptar estos hábitos, en caso de que no sean parte activa de tu vida y que puedas constatar por ti mismo, los beneficios que producen de manera integral a tu vida.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.gurú
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