A veces la segunda oportunidad te la tienes que dar a ti mismo
Solemos evaluar alguna segunda oportunidad con alguien que formó parte de nuestras vidas. Pretendemos hacer un conteo nuevo, arrancando desde cero, dejando atrás lo que dolió y dispuestos a ver y hacer las cosas de manera diferente, en pro de la unión y el amor.
Pero a veces olvidamos que esas nuevas oportunidades podemos dárnoslas a nosotros mismos, podemos mirarnos al espejo y plantearnos recomenzar nuestra relación. Podemos cambiar la manera de mirarnos y apostar porque prevalezca la confianza y el amor.
Si vale el esfuerzo darle a una oportunidad a alguien que puede estar dentro o fuera de nuestras vidas, imaginemos qué tan importante puede ser darnos una nueva oportunidad con nosotros mismos, sabiendo que pasaremos el resto nuestras vidas con nuestra propia compañía.
Podemos ser nuestro más grande apoyo o nuestro punto débil
No es un secreto que de la relación que tengamos con nosotros mismos, derivarán la mayoría de los acontecimientos en nuestras vidas. Es por ello que debemos aprender a cuidarnos, a amarnos, a alejarnos de lo que nos dañe, incluso si ello incluye conductas, tratos y pensamientos inadecuados acerca de nosotros mismos.
Hay quienes esconden su automaltrato, llamándose honestos consigo mismos. Sin embargo llegan a hacerse mucho daño. Porque más allá de la honestidad que sientan, puede haber un reproche, una inconformidad y un rechazo que no haga otra cosa que cargar de culpas, de complejos y de inseguridad a quien sin sutileza se trata.
No pretendemos ser ciegos ante lo que somos o hacemos, en especial ante aquello que debemos mejorar, pero sí pretendemos que recordemos que el trato hacia nosotros mismos es fundamental. Porque el amor propio no solo definirá la relación que cada uno lleve con sí mismo, sino que determinará el resto de las relaciones.
Uno buena auto relación nos hará sentirnos en lo más alto, conseguir lo que queremos, atraer aquello que nos hace bien. Sin embargo, podemos ser nuestra piedra de tranca más infranqueable y obstaculizarnos toda posibilidad de éxito o al menos complicarnos los caminos de muchas maneras.
No importa cómo ha sido hasta el momento, siempre podemos cambiar
Si tu relación no ha sido de las mejores, si te has maltratado, si te has dado la tarea de compararte y sentirte inferior a otros, con capacidades limitadas, con menos atributos, etc… No te llenes de culpas, éste es el momento ideal para decir:
Hoy me daré una nueva oportunidad. A partir de hoy seré mi prioridad, no permitiré que nadie me robe mi sonrisa, entendiendo que cada minuto en malestar, es un minuto perdido. Desde este momento reconoceré mis logros y no permitiré que nadie desmerite lo que he hecho, seré mi fan número uno.
A partir de este momento filtraré las cosas que me digo, procurando usar las mejores palabras, las que construyen, las que sanan. Seré paciente, respetaré mi ritmo y no me recriminaré por las decisiones que he tomado. A partir de ahora le mostraré la salida a cualquiera que no me valore, que no me ame, que no me cuide o no me respete. No invertiré mi tiempo en nada más que no contribuya a mi felicidad, a mi bienestar.
A partir de hoy iniciaré mi vida entendiendo que todo lo que he buscado afuera está dentro de mí y paradójicamente, los demás llegarán a darme más de lo que pude esperar. A partir de hoy me ofrezco una segunda oportunidad, con la promesa de amarme, cuidarme y respetarme para el resto de mi vida.
Nunca es tarde, cada día viene con la oportunidad potencial de volver a empezar y nada puede ser mejor que ofrecernos una relación de calidad con nosotros mismos y desde ese punto, ver como todo cambia a favor.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru
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