La autoestima es esa satisfacción que surge de reconocer y apreciar nuestro propio valor. Consiste en amarnos a nosotros mismos tal y como somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos. No es un término que incluya la comparación ni la competición con los demás.
Tener la autoestima alta, es esencial para nuestro bienestar psicológico y emocional, pues nos estimula a afrontar la vida con optimismo. Tener la autoestima baja, por otro lado, puede ser muy desfavorable, ya que producirá en nosotros inseguridad, negatividad, miedo y pesimismo.
La clave para mejorarla consiste en cambiar el modo en cómo interpretamos nuestra vida, creando nuevos pensamientos que forjen su crecimiento. Esto se logra adoptando ciertos hábitos o acciones que nos permitan recuperarla, mantenerla y elevarla.
Si tu autoestima es sana, podrás tener equilibrio emocional, obtendrás mayores logros, serás más atractivo y serás mucho más feliz.
¿Alguna vez has sentido que tienes la autoestima por el piso?… ¡Descuida! A todos nos ha pasado también.
Sin embargo, podemos evitar que esto se vuelva algo constante. Y la forma más adecuada de hacerlo es cambiando nuestros patrones de pensamiento y llevando a cabo ciertos hábitos saludables. Te expongo algunos de ellos a continuación:
Buscar aprobación de los demás es algo que, en ocasiones, realizamos de forma inconsciente y lo hacemos constantemente. Por ejemplo, cuando decidimos ponernos una prenda de ropa pensando en si le gustará a los demás; cuando tomamos decisiones importantes basadas en opiniones de terceros cercanos o no cercanos a nosotros; o cuando no damos nuestras opiniones porque pensamos que no agradarán a los demás.
Usted mismo, tanto como cualquier otro en el universo entero, merece su amor y afecto.
Buda
Una manera de trabajar este punto, es mostrarte en contra de la opinión ajena. Eso sí, siempre de forma asertiva y educada. Así pues, cuando vayas a hacer cualquier cosa o tomar una decisión, pregúntate antes si estás pensando en qué pensarán los demás. Pregúntate si estás actuando para que ellos se sientan satisfechos con tu comportamiento.
La principal responsable de una autoestima baja es nuestra voz interior. En ocasiones, somos muy duros con nosotros mismos y nos decimos cosas negativas.
Se sabe que todo el mundo tiene una voz crítica negativa; sin embargo, algunas personas son más conscientes de ella que otras. Y, por lo tanto, deciden dejar de escucharla.
Se trata de esa voz que crea en tu mente pensamientos destructivos y te dice frases como: “Nunca lo haré bien”, “no le gusto a esta persona”, “soy peor que él o ella”.
No aceptes estos pensamientos. Más bien, reemplázalos por otros más positivos que te ayuden a sentirte mejor.
Presta atención a tus pensamientos y si observas a alguno negativo cuestiónalo y rétalo.
Otra opción factible es la de crear una palabra que te permita frenar de golpe al pensamiento destructivo apenas lo detectes. Puede ser una palabra como “Basta”, “Para” o “Ya está”.
Te has criticado a ti mismo durante años, y no ha funcionado. Prueba de halagarte y observa qué ocurre.
Louise L. Hay
Recuerda ser consciente de tu voz interior, sobre todo cuando esta es negativa. No te dejes influenciar por ella. Con esto, no te quiero decir que niegues esa clase de pensamientos, pues negarlos empeoraría la situación. Acéptalos, pero eso sí, reemplázalos por otros más constructivos.
Quizás no lo sabías, pero nuestra apariencia física influye en la forma en cómo nos percibimos, nos valoramos y nos amamos.
Así que, si no estás acostumbrado a hacer ejercicio o ir a un gimnasio, intenta entonces comenzar poco a poco, 10 o 15 minutos diarios. Luego, ve aumentando el tiempo a 30 o 45 minutos.
Verás que esto se convertirá en un hábito positivo, el cual disfrutarás a larga. Ten en cuenta que, al practicar cualquier tipo de deporte liberas endorfinas, aquellas hormonas encargadas de proporcionarte bienestar.
Si constantemente declaramos afirmaciones positivas, con el tiempo desarrollaremos una red neuronal en nuestro cerebro, la cual hará que veamos cualquier situación afrontada de forma positiva, como un reto, o como algo que podemos superar.
En otras palabras, este hábito crea en nosotros confianza y seguridad.
Empieza a decirte cosas como: “Me gustó a mí mismo, tal y como soy… me aceptó totalmente” o “No busco la aprobación de nadie, soy una persona valiosa y tengo derecho a ser feliz”.
Crea tus propias afirmaciones y apúntalas en una tarjeta o en un cuaderno. Eso sí, léelas por la mañana y antes de ir acostarte.
El apoyo social es clave para combatir el estrés. Muchas de las personas que nos rodean sirven como apoyo emocional al momento de pedir ayuda, de divertirnos, e incluso al momento de aprender.
Solo trata de rodearte de gente con criterio y que sea positiva, pues la gente negativa solo causará en ti desánimo e inseguridad.
Querer hacer todo perfecto o pretender ser alguien insuperable, únicamente nos conducirá a la frustración. Vivimos en un mundo donde siempre vamos cometer errores.
Si tienes una actitud perfeccionista frente a las cosas que estás llevando a cabo, lo más probable es que dejes todo para después y que no obtengas ningún resultado. Esto conllevará a un descenso de tu autoestima.
Y para dejar de ser perfeccionista, lo que debes hacer, es ponerte límites para finalizar las cosas. Si te pones una fecha límite, te verás obligado a avanzar y a terminar lo que tienes pendiente.
El perfeccionismo muchas veces proviene de una forma de pensar rígida y estricta: “Tiene que estar todo perfecto y sin ningún fallo”. Sin embargo, puedes cambiar este patrón de pensamiento por uno que te lleve a conseguir buenos resultados, como: “Voy a esforzarme en ello y lo haré lo mejor posible” o “Si cometo un error es normal y siempre puedo aprender de ello”.
Con esto, me refiero tanto a tus expresiones faciales como tus posturas corporales. Recuerda sonreír y reír, pues esto hará que te sientas y te veas más contento y feliz. Trata de mantener tus brazos bien abiertos y no encogidos, de forma que demuestres seguridad y no timidez.
Como te indiqué en un principio, la autoestima se trata de aceptarse a uno mismo, con sus virtudes y sus defectos. Y como hemos visto aquí, tenemos el poder de cambiar cosas en nosotros que nos permitan tener una actitud más positiva frente a la vida.
Pon en práctica cada uno de estos hábitos, hasta que logres evidenciar en ti mismo bienestar, equilibrio y, sobre todo, amor.
Un saludo cordial.
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru
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