La empatía tiene que ver con la capacidad de entender y compartir las emociones de los demás. Es saber entender a alguien, y comprender cómo se siente alguien.
Anteriormente, hemos hablado de lo importante que es el hecho de que una persona sea empática contigo. Sin embargo, hoy, vamos a hablar de algo diferente, y que va más relacionado con el hecho de si eres empático o no.
Ser empático implica ponerse en el lugar del otro para imaginar lo que está pasando o viviendo, y ser cariñoso y compasivo con él para que se sienta mejor.
Este cuidado, o este deseo de ayudar, es lo que separa la empatía de la simpatía. La empatía se siente más profundamente y abarca una gama más amplia de emociones.
Las personas empáticas, por ejemplo, se ven obligadas a ayudar porque captan las experiencias de los demás de forma muy vívida. En cambio, las personas con cierto grado de simpatía solamente sienten pena o lástima. Nada más que eso. Y es importante tener claros estos dos conceptos.
Ahora bien, tú, ¿te consideras una persona empática? ¿O simplemente has tenido simpatía por los demás?
A continuación, vamos a decirte qué características tiene realmente una persona empática:
Si verdaderamente eres empático, sabrás rápidamente lo que siente alguien sin tener que pensarlo tanto. Probablemente, hasta lo harás de manera inconsciente y automática.
Con esto me refiero a que serás capaz de leer el lenguaje corporal y las señales no verbales de otra persona. También sabrás escuchar activamente, sin interrumpir, y claro, comprenderás muy bien el dolor, la ira, la felicidad o la emoción del otro.
¿Eres de esas personas que hace todo lo posible por ayudar a aquellos que transitan situaciones o momentos difíciles?
¿Eres de los que se identifica con lo que están pasando otros, pues es algo que tú también viviste alguna vez?
Si es así, en tu esencia interna hay empatía.
El detalle está en que, dado que no quieres que otros se sientan mal o abrumados, entonces te ofreces a ayudarlos constantemente, sin pensar en las consecuencias que esto te puede traer luego.
Ahora bien, las consecuencias tienen que ver con descuidar tu propio bienestar emocional. Y es aquí donde hay que estar muy pendiente, pues tu bienestar emocional, también debe ser prioridad.
Cuando eres verdaderamente empático, la forma en que haces las cosas no siempre es ilógica, aunque sí tiende a ser desde un lugar de cuidado y preocupación.
Por ejemplo, eres capaz de ayudar a otros, incluso cuando tienes cosas prioritarias por avanzar. Es decir, sientes que es tu obligación hacerlo. De lo contrario, si no lo haces, sentirás que está mal no ayudar a quien lo necesita, o que, a esa otra persona, algo malo le sucederá.
En resumen, realmente entiendes a los demás, aunque esto hace que te preocupes mucho por la gente.
Cuando eres empático, constantemente trabajas tu lado emocional y eso te hace sensible a muchas cosas.
Por ejemplo, cuando tu amigo está entusiasmado, tú también lo estás. Cuando algún familiar tuyo está experimentando un malestar emocional, tú también lo experimentas o lo vives.
Obviamente, esto hace que inviertas una gran cantidad de energía en los demás. Ahora bien, si otras personas están vibrando bajo, eso será abrumador para ti y hará que tu sensibilidad esté a flor de piel.
Habrá quienes te digan que debes endurecerte un poco más. Sin embargo, para las personas empáticas como tú, esto, no siempre es sencillo de hacer.
Entre tus propios sentimientos y los de los demás, seguramente terminarás agotado emocionalmente. De hecho, lo vimos claramente en el punto anterior.
Ahora bien, para prevenir el agotamiento emocional, será necesario que apartes tiempo a solas para estar contigo mismo y darte un respiro.
Así sea por un momento, trata de liberarte emocionalmente, de distraerte o de meditar. Todo ello hará que tu tanque emocional se llene nuevamente con cosas positivas y te llegues a sentir equilibrado.
No cabe duda que la empatía puede ser definitivamente algo bueno. De hecho, es muy útil aplicarla en cualquier área de nuestra vida. En el hogar, el trabajo, la universidad, etc. El detalle es que hay que saber equilibrarla por varias razones que hemos analizado aquí:
Como podrás notar, aquí hemos visto lo que describe a un verdadero empático, pero ahora, hay que trabajar en lo que es mantener un equilibrio. No se puede ser empático en exceso, y tampoco se puede carecer de empatía.
Quizás, en un próximo post, tratemos un poco más el aspecto de cómo ser una persona empática y equilibrada. Por ahora, me despido no sin antes recordarte que aquí, en reencontrate.guru, cuentas con diversos talleres y cursos orientados a tu crecimiento personal y espiritual. No dudes en suscribirte a ellos y sácales el mayor provecho posible.
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Sin más que agregar, un saludito y hasta la próxima.
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru
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