No es necesario llenar su cuarto de juguetes, bastará con ofrecerle las mejores memorias

Como padres muchas veces queremos ofrecerles a nuestros hijos las experiencias, los juguetes, los lujos, que quizás no tuvimos, nos esforzamos un mundo por tener el suficiente dinero que nos permita complacerle sus deseos y evidentemente cubrir sus necesidades en todos los niveles posibles.

A veces nos preocupamos más por ofrecerles un cuarto lleno de juguetes, que por estar allí con ellos construyendo sus memorias. Debemos aprender a establecer prioridades y entender de una vez que es mucho más importante el tiempo compartido, que los juguetes que podamos comprarles.

Nuestros mejores regalos

Ver de cerca, corregir, enseñar, notar los cambios, estar presentes, son solo algunas de las cosas que debemos considerar ofrecer a la vida de nuestros hijos. Hoy en día por las dinámicas tan movidas que llevamos, que normalmente debemos trabajar durante muchas horas y llegamos cansados a casa, muchas veces a hacer tarea, dar de comer, cuidar que se bañen y rezar porque los niños se duerman temprano, pasamos de largo el tiempo de calidad que debemos compartir con los más pequeños, incluso probando esos juguetes que les hemos comprado o simplemente abrazándolo.

Y obviamente el “debemos” no debe verse como algo obligado, sino como una vía para fortalecer lazos con nuestros hijos. Quienes normalmente tendrán mejores recuerdos de todo aquello que les alegre su alma y al menos en las edades tempranas, compartir en familia es algo que realmente los hace felices, los llena y beneficia.

Aprendamos a distribuir nuestro tiempo para poder estar con esos pequeños que hoy prefieren nuestra compañía, tratemos de apartar lo más que podamos esos “ahora no puedo”. Porque el tiempo vuela y más pronto de lo que nos demos cuenta, ya no nos demandarán más tiempo para jugar, ni querrán hacer cosas con nosotros. Incluso puede que de tantas negativas o de acostumbrarse a que no estemos, ya ni siquiera hagan el intento por estar cerca.

Llenar de amor y de presencia es la mejor vacuna

Los niños que pasan tiempo de calidad con sus padres tienden a ser más felices, se sienten soportados, cuidados, acompañados, protegidos. Se sienten parte de algo que no los dejará caer, independientemente de lo que pase.

Un niño que se siente amado y protegido fortalece todo sus sistemas, emocional, de creencias, inmunológico, etc. Lo cual le permite ser en el presente y a futuro una persona con mayores recursos para transitar la vida y menos probabilidades de complicársela con dramas innecesarios, que pueden ir desde la elección de una pareja con la cual se cree una relación tóxica, hasta el desarrollo de alguna enfermedad.

El impacto que tenemos en los niños, en especial en los nuestros es dramático. Es por ello que resulta realmente importante tener en cuenta la responsabilidad que tenemos como padres o cuidadores y ofrecer de nosotros lo mejor. No lo que nos sobra, no subestimando las necesidades porque son pequeños.

Si un niño te habla, aparta tu celular y préstale atención, él está aprendiendo a comunicarse, él está midiendo la atención que recibe de manera inconsciente, él se está haciendo una matriz mental que lo acompañará por mucho tiempo a lo largo de su vida.

Un juguete tiene un valor. Incluso más allá de lo que haya costado, Sin embargo, el tiempo es invaluable, el saber estar, el jugar con ellos, el enseñarles y cuidar ese contacto, es vital para el desarrollo de un niño sano mental y físicamente.

Asegúrate de crear para tu hijo recuerdos agradables, que cada día haya algo bonito que almacenar en el corazón. Hay muchas maneras de demostrar afecto y atención. Incluso comprando un juguete demostramos afecto, Pero no acostumbremos a nuestros hijos a llenar espacios del corazón con cosas materiales.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru