Muchas veces nos empeñamos en perseguir, queremos correr tras aquello que creemos que es mejor para nosotros y no llegamos a entender que más que enfocarnos en perseguir, debemos enfocarnos en entrar en sintonía con aquello que deseamos, en preparar el terreno para llegue, en atraer lo que deseamos manifestar en nuestras vidas.
Esa sensación de perseguir nos coloca en una posición incómoda, en donde percibimos que tenemos que hacer un esfuerzo para llegar a donde vamos. Pero las cosas que son para nosotros, no necesitan que hagamos un esfuerzo, ni que luchemos, ni que sacrifiquemos algo para obtenerlas.
Esto nos puede hacer ruido, porque podemos estar acostumbrados, podemos tener la creencia que las cosas se ganan, que ameritan lucha, sacrificio, sudor y lágrimas. Podemos creer que si no nos esforzamos no somos merecedores, que la vida responde a qué tan arduo vayamos tras lo que queremos… Y si así lo creemos, así será.
En la vida todo debe fluir con facilidad, lo que pasa es que nos encargamos de colocar obstáculos a través de lo que pensamos y limitamos nuestro poder creador y lo que hacemos es alimentar esas creencias que nos hacen trabajar de más y “ganarnos” las cosas.
Algunos tenemos eso tan arraigado que cuando algo viene de forma cómoda, relajada, sin que hagamos mucho, desconfiamos, pensamos que algo anda mal… Pensamientos como: esto que fácil llegó, fácil se irá… Nada que valga la pena, llega con facilidad… Esto no me lo merezco… Y comenzamos a colocar barreras ante aquello que debería ser lo natural, recibir lo queremos.
Lo que pasa es que no nos creemos eso de que solo con desear basta y mucho menos que con imaginar que lo tenemos ya le damos paso en nuestras vidas. Pero comencemos a convencernos de que la vida es un gran sí, que limitamos la llegada de lo que queremos con nuestros peros, con nuestras dudas, con todo aquello que se forma en nuestro intelecto, el cual no es capaz de entender la magnitud de la energía creadora.
Sintoniza con lo que deseas, dale paso en tu mente y eso llegará a tu vida. Cuando tengas dudas, cuando no te creas merecedor, cuando sientas que no eres suficiente, recuerda lo grandioso que eres, que eres creador, que tienes acceso a una fuente ilimitada que te suministra lo que necesites. Solo tienes que permitir ese torrente a tu vida, solo tienes que dejar de cerrar el camino por donde llegan las cosas que quieres.
Tus pensamientos son esos obstáculos con los cuales cierras el paso de lo deseado. Tu creencia de que debes perseguir algo, de que debes controlar, de que debes hacerte cargo de todo para que ocurra. Hay algo muy poderoso en ti y tú muchas veces no puedes ver ese poder. Créetelo, ¿tienes dudas? Haz la prueba, colócate un lapso de tiempo en el que te permitas confiar sin condiciones, en el que puedas pedir al Universo lo que quieras y puedas creer que está a tu alcance, sin dejar que tu mente te haga dudar o dejando pasar sin engancharte a cada uno de esos pensamientos de duda.
Verás cambios importantes y aprenderás a creer en ti, a atraer a tu vida lo que desees. Entiende que perseguir nos da la impresión de que no lo merecemos y siempre estaremos distantes de aquello que creemos que no nos merecemos.
Acorta la brecha, atrae, solo atrae… siente que aquello que quieres solo está esperando que tú le des espacio en tu vida y ese espacio lo abres cuando en tu mente ya sientes que eso que deseas es tuyo.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru
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