Muchos de nosotros sentimos gran necesidad por tener el control de la mayoría de las cosas que nos ocurren, pero justo esa necesidad de control, muchas veces es la que ocasiona que terminamos por cederlo.
A veces nos preocupamos demasiado por lo que tenemos, por no querer perderlo, por lo que no tenemos, por lo que puede llegar, sin darle un pequeño voto de confianza a la vida y sus dinámicas.
El confiar es una práctica, el soltar es parte de ella… y comienza por soltar el control y la necesidad de saberlo todo de forma instantánea. No tenemos que entenderlo todo a cada momento, la vida es un juego misterioso, que solo nos defrauda si nuestras expectativas toman un papel protagónico.
Y muchas veces esa sensación de decepción es solo la incapacidad de ver más allá de lo que queremos ver. No apreciamos las bendiciones que cada experiencia trae, sino que nos centramos en cómo son de diferentes los resultados en comparación a lo que originalmente quisimos.
Nada nos ocurre por casualidad, cada experiencia la atraemos a nuestras vidas porque es lo que estamos llamando a través de nuestra vibración. El aprender a sentirnos mejor se logra con la práctica y un cambio consciente y voluntario de cómo actuar y percibir cada experiencia.
Cuando aprendemos a dejar de lado el control y las expectativas, sino que nos enfocamos más bien en cómo nos sentimos, si estamos en calma, si estamos alegres, si somos entusiastas, vamos a atraer experiencias que estén en sintonía.
Permite que las cosas lleguen y se marchen de tu vida, si no te gusta lo que está llegando, entiende que el origen de la molestia no está en lo que llega, sino en el mensaje a través del cual estás atrayendo tus experiencias vitales, entonces cambia tú. Practica el agradecimiento, el disfrute de la vida, el proyectarte en lo que quieres, en fijarte en lo que te agrada, en lugar de hacer justo lo contrario.
Lo que se marcha de tu vida es porque ya no está en la misma frecuencia vibratoria desde donde creas tu vida o bien ya te mostró lo necesario y ya no se justifica su presencia. Pero no te aferres. Puede doler, pero si te enganchas, dolerá mucho más.
Las cosas cuando hay que forzarlas, pierden un poco de naturalidad y la esencia. Si alguien está a tu lado, presionado para encajar en lo que deseas que sea, ese alguien no está cómodo y no está siendo él mismo, ¿de qué sirve ese tipo de cercanía? No es más que una ilusión, que más pronto que tarde, se desvanecerá.
Permitir es clave en la creación de nuestra experiencia. Permitir que las cosas duren lo que tengan que durar, que los cambios ocurran de forma natural, que los ríos fluyan, sin pretender detenerlos. Cualquier cosa a la cual nos resistamos nos hará daño. No podemos obligar a alguien a quedarse o a cambiar. No podemos controlar los procesos de otros, muchas veces, ni siquiera los nuestros, al menos no de la forma en la que normalmente lo hacemos.
Deja de preocuparte por retener o esperar que algo llegue… relájate, ocúpate en sentirte bien y crear desde allí lo que quieres para tu vida. Cualquier cosa que crees desde el miedo, desde la angustia, será mejor para ti que dure poco, porque de seguro lo que te aporte no será de las mejores experiencias que puedas tener.
Confía en el proceso de la vida y fluye con ella, crece con ella, disfrútala, en lugar de padecerla.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.gurú
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