A veces solemos creer que el error está en el otro, en el resto de la gente. Pero déjame decirte que la mayoría de las veces, eso no es así. Lo mas probable es que el problema lo tengamos nosotros, en nuestro interior. Siempre la opción más fácil es señalar la equivocación del que tenemos al lado, ¿No es así? pero ya es hora de cambiarlo. ¡Empecemos a mirar hacia adentro, hacia nosotros mismos!
Cada vez que sientas que alguien tiene un problema o cometió un error, procura observar tu interior antes de juzgarlo.
Hay algo que debemos saber y es que muchas veces proyectamos nuestras emociones, sentimientos, problemas e inseguridades en otras personas. Siempre creemos que los defectos los tienen los demás; y pocas veces asumimos que esos defectos, son nuestros.
Nos cuesta demasiado enfrentar a nuestro enemigo interior y aceptar nuestros errores. Preferimos correr, escapar. Le tenemos miedo a esos errores, a equivocarnos. Reitero, ignorar los problemas, hacer como si nada pasara y atribuírselos a los demás, parece ser el camino más fácil. De esa forma, conseguimos creer que todo lo que pensamos es cierto. En nuestra mente tenemos esta idea: “Yo no tengo ningún error, los defectos los tienen los otros”.
No corramos, no ignoremos a nuestras inquietudes, nuestros defectos. Equivocarse y fallar no está mal, siempre y cuando, te ayude a cambiar. En la vida todo es un “Se hace, se aprende” constante. Nunca se puede pretender perfección en cada paso que demos. Lo que sí tenemos que entender, es que hay que dejar de atacar al que tenemos al lado, hay que hacerle frente a nuestros propios miedos de una vez por todas.
Es importante que busques la manera de sanar, de hacerte cargo de las cosas que no te gusten de ti. Aunque criticar al otro y señalarlo parezca ser mas sencillo, intenta prestar atención a tus malestares. Créeme, si no sanamos nuestras heridas, nos van a perseguir. Son como nuestro monstruo interior, y te persiguen hasta destruirte. Pero debemos ser mas fuertes y sanar antes de tiempo. Habla sobre tus inquietudes, tus miedos. Exteriorizar tu angustia, va a hacer que te cures más fácilmente.
Por lo tanto, ahora sabiendo que los reflejos nos ayudan a que miremos en introspección, a que nos analicemos y nos miremos a nosotros mismos en vez de atacar al otro, dejemos de fingir que nada pasa. Todos tenemos problemas en nuestro interior; lo importante es buscar la manera de ganarles y no dejar que se apoderen de nuestra vida. Cuidemos de nosotros mismos porque al fin y al cabo, si nos amaramos y cuidáramos a nosotros mismos, no tendríamos nada a lo que tenerle miedo.
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Espero les sirva, gracias por leer.
Por: Sara Martinez – Reencontrate.guru
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