También debemos agradecer lo que no ocurrió

También debemos agradecer lo que no ocurrió
Comparte

Frente a nosotros por lo general existen múltiples oportunidades y evaluar su ocurrencia o por el contrario la no ocurrencia de alguna de ellas, nos resulta de gran provecho y por ello debemos simplemente agradecer.

Aun cuando cualquier momento es bueno para marcar un cierre de capítulos en nuestras vidas, el cierre de un año y el inicio de uno nuevo, es una muy buena oportunidad para decidir con cuáles cosas queremos proseguir, cuáles incluir y cuáles debemos dejar en nuestro pasado.

Aferrarnos a algo no nos permite evolucionar

A veces nos aferramos a cosas que no ocurrieron y nos cuesta desligarnos de esa sensación de frustración que nos puede generar el no haber alcanzado algo deseado. Sin embargo, es conveniente tener la suficiente objetividad para rescatar el beneficio de que aquello que anhelábamos no se nos haya dado.

Evidentemente esto no lo vamos a hacer con todas las cosas que queremos, no se trata de justificar lo que no hemos alcanzado, ni de estar continuamente cambiando el plan o el norte, porque sencillamente no se nos dio.

Lo vamos a hacer como un mecanismo que nos va a permitir soltar cualquier apego que sintamos ante una experiencia no concretada, procurando sentir la certeza de que lo que ocurrió fue lo más conveniente para nosotros y la mayoría de los involucrados en cada situación.

Escojamos conscientemente lo que nos convenga creer

No es posible comparar lo que hemos vivido con algo que solo está en nuestra imaginación. Nunca sabremos a ciencia cierta cómo pudo haber sido aquello que no se concretó. Pero sí podemos confiar en el proceso de la vida y en que cada uno cuenta con un plan maestro que hace que cada cosa ocurra en el momento preciso, que se garanticen los encuentros que sean necesarios para nuestro crecimiento y que estemos en las mejores condiciones para recibir lo que el universo tiene para darnos.

Cuando ya hayamos jugado todas nuestras cartas y el juego llegue a su final, es muy probable que podamos entender cada uno de los mensajes que la vida nos dio: los sí, los no, los no estás preparado, los por ahora, los no lo dudes… Que sepamos distinguir por qué una persona no fue más que un transitorio… Que se nos haga sencillo distinguir aquello que de no haber ocurrido, no hubiésemos llegado a un determinado lugar.

Mientras ese día no llegue, soltemos la necesidad de controlarlo todo y aceptemos que las cosas son perfectas, aun cuando no estén ocurriendo como nos gustaría. Simplemente estamos cargándonos de experiencias, construyendo u camino entretenido y alimentando nuestra alma especialmente de amor… Y este tiene mil maneras de darse y de encontrarse, que al final resultarán en una sola.

Dejar ir no es decir adiós, es decir gracias

Suelta ese: lo que pudo haber sido, sustitúyelo por un agradecimiento sincero y sigue adelante. Mientras mayor certeza tengas de que tu alma tiene un plan ideal para ti y puedas darte el lujo de escucharla, mejores experiencias llegarán a tu vida y serás capaz de sacar provecho de cada una de las situaciones que se te presenten… Incluso de la ausencia de acontecimientos, con la consciencia de que ha ocurrido lo mejor dentro de todas las opciones posibles.

Haz del agradecimiento un hábito en tu vida y observa con qué facilidad podrás cerrar tus ciclos y darle cabida a experiencias de mucho provecho. Al agradecer aprecias lo mejor de lo que se te está presentando, te liberas, sueltas y sigues adelante desde el amor y la fe y ésta es sin duda la mejor manera de decirle a la vida: estoy listo y voy por más.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com

Imágenes cortesía de: Anna Dittmann


Sara Espejo