Crisis existencial: El momento perfecto para replantearse cosas

Es normal que, en ocasiones, atravesemos periodos de nuestra vida en los que nuestra propia existencia se ve cuestionada.

• ¿Por qué estoy aquí?
• ¿Qué sentido tiene la vida?
• ¿Por qué no fui de tal forma?
• ¿Por qué sigo estando en este mundo?

Son algunas de las preguntas que suelen tener lugar cada vez que experimentamos una crisis existencial.

Sin embargo, ¿Te has preguntado por qué atravesamos esta experiencia?

Por ahí comentan que las crisis traen cambios, y que muchos de ellos suelen ser positivos. De hecho, aplica para cualquier cosa en la vida.

En el caso de las crisis existenciales, ocurre lo mismo. El motivo de su presencia es hacernos ver algo que debemos mejorar, cambiar o modificar de nosotros.

De esto vamos a hablar un poco más a continuación…

Tu crisis existencial te está queriendo decir algo

Una crisis existencial es un periodo en donde muchas de las cosas que anteriormente veíamos como normales revelan su verdadera naturaleza. Una naturaleza un tanto misteriosa, pero muy particular.

Te pongo un ejemplo sencillo: el hecho de nacer.

Podemos ver nuestro nacimiento como algo normal, pero, ¿Qué hay detrás de él? ¿Qué sucedía con nosotros antes de nacer? ¿Quiénes éramos antes de venir a este mundo?… Mejor aún, ¿Quién nos puso aquí?

Todas estas preguntas pueden causar en nosotros un asombro impresionante y a la misma vez una especie de inquietud o perturbación.

¡Somos mucho más libres de lo que creemos!

¿Por qué vivo aquí y no en otra parte? ¿Por qué hago este trabajo y no otra cosa? ¿Por qué vivo al lado de estas personas?… Son otros ejemplos que pueden dar lugar a una crisis existencial.

Ahora bien, el detalle está en que si miramos todas estas preguntas desde otra perspectiva, quizás menos negativa, nos vamos a dar cuenta de algo interesante:

Nuestra vida no está conformada por un solo camino a seguir. Hay muchos más caminos sobre la superficie, los cuales podemos crear, imaginar y elegir transitar. Parece mentira, pero somos mucho más libres de lo que creemos.

Ahora bien, el reconocimiento de esa libertad no nos trae calma. Sino todo lo contrario. Nos produce ansiedad, ya que reconocemos que hemos estado engañándonos a sí mismos todo este tiempo sobre qué deberíamos ser. Cuando eso realmente a nadie le importa.

Y es justo ahí, donde la crisis existencial que estamos viviendo nos hace ver lo importante que es mirar más hacia nosotros mismos y no hacia los demás… Más hacia nosotros mismos y menos hacia la sociedad.

El miedo a la muerte

En ocasiones, las crisis existenciales también nos hacen ser conscientes de la muerte. Algo de lo que muchas veces tememos hablar.

Nos hace ver que el tiempo es corto y que, de una u otra forma, necesitamos re-examinar nuestras vidas. De que no podemos dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. De que no nos debe importar tanto lo que piensen o digan los demás. Al final, es nuestra vida. Al final, es nuestra responsabilidad.

Tarde o temprano, la muerte llegará. Y en vez de solo pensar en aquello que quisiéramos hacer o lograr, deberíamos empezar por actuar ya.

¿Qué podemos hacer frente a una crisis existencial?

En función de todo lo anterior, lo mejor en estos casos es dejar que todo fluya.

Como comenté al principio, una crisis existencial es un periodo útil en el que podemos replantearnos un montón de cosas como: ¿realmente llevamos la vida que queremos? ¿realmente estamos bien? Y si no es así, ¿en qué estamos fallando? ¿Qué podríamos hacer para mejorar?

Parece mentira, pero las respuestas las conseguirás en ese momento de reflexión. Por eso, deja que todo suceda y trata de reconocer lo que estás experimentando en ese instante. Trata de responder a todas las preguntas que te haces a ti mismo, quizás no en ese preciso momento, pero sí luego, que estés más calmado y sereno.

En suma, no veas a las crisis existenciales como algo negativo, sino más bien como algo necesario.

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Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru