Mujer, éste es un tema que deberías considerar a consciencia… ¿Cuál es el amor más grande que has experimentado? ¿A quién amas más? ¿ a tu pareja? ¿a tus hijos? ¿quien en definitiva es la prioridad en tu vida?
La vida transcurre como nos la han enseñado… Generalmente no nos sentimos completas hasta que encontramos una pareja a quien amar y por quien darlo todo, volcando lo más hermoso de nosotras mismas para mantener una relación feliz.
Luego llegan los hijos, y brota en nosotras el amor más grande, incondicional y maravilloso que pudimos haber imaginado jamás! ¡Nuestro hijo pasa a ser lo más importante en nuestra vida! Y nuevamente nos abocamos a vertir en ese bebé todo el amor, la dedicación, el sacrificio, el esmero, y el tiempo que tenemos o que no tenemos.
Obviamente, nuestra pareja pasa a un segundo plano en esos momentos cruciales. Los padres deben cuidar a sus hijos, darles alimento y atención, ayudarles a resolver sus problemas, procurar la mejor educación para ellos… En fin, no los podemos (ni debemos) hacerlos a un lado.
Allí es cuando surge el conflicto… te encuentras ahogada en un río cuyas dos orillas te exigen atención, y no sabes a cual debes arrimarte. Suena complicado, lo sé, pero así nos han enseñado que es la vida… ¿O realmente puede ser de otra manera?
Ante una pregunta así, fácilmente podemos saltar y responder: ¡los hijos! o ¡la pareja! ..tal vez ¡la madre! … Sin embargo, y sin quitarle el valor real que tiene cada una de esas hermosas personas que conforman nuestro universo, deberíamos estar conscientes y asimilarlo de una vez… ¡El amor más grande de una mujer ES y debe ser ella misma!
A éstas alturas tal vez pienses que es una locura considerar que una misma debe ser su amor más grande… ¿Y los hijos donde quedan? Y los demás seres maravillosos y super especiales que están en mi vida? ¿donde quedan?
Las mujeres vivimos una lucha eterna con la pregunta de quién es el primero… ¿Mi pareja o mis hijos? … Pero nunca se han planteado la posibilidad de que ellas mismas deban estar siempre de primero.
Y no es egoísmo, no se trata de tal cosa! Simplemente la afirmación parte de la premura de que si no estamos bien con nosotras mismas, es imposible estar bien con el mundo. ¡Así de simple!
Sé que es difícil de asimilar este concepto, pero si no quieres terminar como la mayoría de las mujeres y madres, frustradas, deprimidas, sintiéndose utilizadas, minimizadas, y sin encontrarle el sentido a sus vidas… te recomiendo que reconsideres el amor hacia tí misma en primera instancia.
Cuando la gente te dice que tus hijos se irán de casa algún día, y que tu esposo o pareja no estará para siempre, que se puede ir en cualquier momento, sientes desagrado y no quieres escuchar. Esto es natural. No podemos basar nuestra vida en suposiciones de que algún día estaremos solas… ¿o si?
No se trata de dejar a un lado a los seres que amas con locura, simplemente se trata de amarte con locura a tí!
Se trata de considerarte a ti misma, como un ser valioso y digno de tu atención. Es como si fuera tu hijo o pareja, pero eres TU. Es no dejarte por fuera a la hora de repartir la merienda, es no cancelar la cita con tu peluquera porque a tu hijo le dió un berrinche, es invertir en ti misma tanto como lo harías con ellos, querer lo mejor para tí también, crecer como ser humano evitando quedarte estancada. ¡Son tantos pequeños detalles!
Imagina que eres una niña que siempre es relegada a segundo o tercer plano para satisfacer las demandas de los demás. Esa niña, que es tu yo interior, llora, sufre y se siente resentida porque no es tomada en cuenta… Al ir acumulando situaciones desagradables con el paso del tiempo, llegará el momento en que comiences a sentirte deprimida y sin motivación.
Al amarte profundamente y tomarte en cuenta, evitarás una serie de conflictos internos que poco a poco pueden ir socavando tu relación con tus hijos y tu pareja, ya que si no estás feliz, no podrás manifestar ese sentimiento ante los demás.
Evidentemente cuando los niños son muy pequeños, el nivel de demanda de atención es bastante alto, pero puede haber alternativas para que te tomes un tiempo para ti misma. Busca la ayuda de algún familiar o amiga que pueda cuidar de tu bebé mientras te das una larga ducha, o duermes un par de horas, o compartes con tu pareja. La idea es no abandonarte por cumplir con todos.
Entiendo que las noches de insomnio y el cansancio extremo invaden los primeros meses de la vida de una madre con su bebé. Por ejemplo, el estrés de no poder explicarle a un bebé que tu pareja se siente excluido y que está frustrado con tu ausencia, aunque ame profundamente a su hijo.
Igualmente, ¿como le haces entender a tu pareja que el bebé es prioridad para ti, sin que se sienta desplazado o poco amado? El tiempo requerido para satisfacer las necesidades de ambos es abrumador! Pero… ¿donde quedas tu?
Se necesita un esfuerzo contínuo tratar de estar presente en todos lados, pero como normalmente estás bastante cansada durante los primeros meses de la vida de un bebé, poco podrás hacer al respecto.
Ámate, sé el amor más grande de tu vida, invierte en ti, tiempo, dinero, bienestar, afecto, sin sentirte culpable. Valorate, aceptate, cuidate y no permitas que nadie te critique por eso.
Por: Loubna Hatem ∼ reencontrate.guru
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