Ya no espero que los demás actúen como yo lo haría

Ya no espero que los demás actúen como yo lo haría
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Solía frustrarme y decepcionarme por cómo los demás actuaban o reaccionaban, asumiendo que el camino a tomar estaba tan claro, que no había manera de no ver qué sería lo más conveniente, lo más apropiado, lo más justo.

También en base a eso juzgaba a esas personas que actuaban contradiciendo mi criterio. Y no me daba cuenta de que había una sinfín de cosas que no estaba considerando y comencé a entender de a poco que cada quien tiene su propia realidad y sus intereses.

Quizás todos estamos en lo mismo, buscando nuestro mayor beneficio, pero cada uno con sus propias ideas, con sus formas, con sus estrategias o sus improvisaciones. Resultaba arrogante de mi parte, pretender que los demás actuaran como yo lo haría, pensando que ésa era la mejor opción entre las infinitas posibles.

Evitar las decepciones

La mejor manera de no decepcionarnos, es evitar albergar en nuestra mente expectativas de cómo actuarán los demás. Eso de estar evaluando a los demás, de acuerdo a una hoja de encaje de patrón, sí que resulta injusto.

Nos decepcionamos cuando nos quedamos esperando algo que no ocurre, pero muchas veces nos perdemos hasta del placer de recibir algo mejor a lo que estaba en nuestras mentes, solo porque nos centramos en que no era lo que queríamos o lo que esperábamos.

Flexibilizarnos

Para ser felices debemos ser lo que deseemos y permitir que los demás sean lo que deseen. Evidentemente el permitir a los demás ser, debe tener un componente que evalúe qué tanto nos afectan las conductas, decisiones o acciones de los demás.

Si una las acciones de alguien nos están afectando de manera directa y negativa, podemos tratar de hacerle entender al otro, que más allá de nuestras expectativas, están las consecuencias de sus acciones que cruzan límites sanos de interacción.

Si nos afecta por capricho, porque nos gustaría ver a esa persona haciendo algo distinto con su vida, con su tiempo, actuando bajo lo que asumimos, es lo mejor, pues lo mejor será flexibilizarnos y entender que hay millones de maneras de ser y de actuar y lo mínimo que merece un ser humano al vivir su experiencia es que respeten la manera en la cual ha decidido actuar.

Ser humildes nos permite aprender de los demás

Actúen

A veces estamos tan cerrados, creyendo que lo que nosotros haríamos sería lo mejor, que nos perdemos aprendizajes importantes que podríamos adquirir con tan solo ver objetivamente las acciones del otro.

El hecho de que alguien haga algo diferente a como nosotros lo haríamos, no quiere decir que esté mal, solo es algo distinto, que puede dar resultados extraordinarios y podemos aprender de ello, si nos disponemos a apreciar y a reconocer que esa forma de actuar resultó mejor a la que nosotros hubiésemos ejecutado.

Permitir a los demás equivocarse es dejarles crecer

Lo que adquirimos cuando nos equivocamos no tiene precio, son lecciones imborrables para nuestras vidas. Podemos sugerir caminos a tomar, pero debemos respetar que cada quien decida el suyo y quizás sí, puede que cometa algún error. Y esto no es más que parte de la vida, a veces los pequeños tropiezos nos posicionan donde debemos estar, o nos proporcionan la experiencia que vamos a necesitar para un reto más grande.

Es por ello que debemos considerar que nuestra forma de actuar es válida, podemos incluso comunicarla, pero no esperar que los demás se apeguen a ella, porque cada uno de nosotros debe ser libre de elegir, de aprender e incluso de tropezar, sin ser juzgados o criticados por ello.

Mientras más respetemos la manera de actuar de los demás, mientras menos esperemos de ellos, menos frustrados y decepcionados nos sentiremos… Por el contrario, nos daremos la oportunidad de sorprendernos gratamente e incluso de aprender más de quienes nos rodean.

Imágenes cortesía de: Claudia Tremblay

Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru


Sara Espejo

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