Para llegar a un lado, hay que salir de otro

Para llegar a un lado, hay que salir de otro
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Elemental… si queremos llegar a un sitio, no podemos quedarnos donde estamos, debemos salir y avanzar. Pero aunque parezca lógico y básico, muchas veces no lo internalizamos y anhelamos llegar a ese sitio sin salir de donde nos encontramos.

Nos puede pasar con todo en la vida, con nuestras relaciones amorosas, con los trabajos a los cuales nos dedicamos, a los sitios en los que residimos… En fin, podemos no sentirnos cómodos o simplemente aspirar a algo diferente, pero no somos capaces de colocar un solo pie fuera de lo que conocemos.

Eso nos lleva a un frustrante mismo punto, el que ya conocemos. Y una de las peores cosas que podemos sentir es la necesidad de estar en otro sitio, en otra relación, en otra situación. Pero es tan común que nos acostumbramos a vivir así. Porque para completar nuestra historia, la dinámica de desear lo que no tenemos parece una constante.

Felicidad en otro tiempo

Solemos depositar la felicidad en algún paso siguiente, en otro estatus, en otra persona, en otra casa… Y si por casualidad nos animamos a dar los pasos necesarios y nos ubicamos en eso que queríamos, le restamos valor o sentimos que no era lo esperado. No escarmentamos con lo que nos ocurrió, sino que depositamos la felicidad en otra cosa anhelada.

Por eso me parece tan cierto aquello de: Si no eres feliz con lo que tienes, no lo serás con lo que te falta.

Porque siempre vamos a tener la sensación de que algo nos falta de que estaríamos mejor con alguien más, en otro trabajo, en otro planeta… Ojo, esto no va en contra de trazarnos metas, de alcanzar sueños, pero sí tiene como intención llamarnos a la reflexión en cuanto a lo que estamos haciendo con nuestras vidas y si estamos realmente disfrutando lo que ocurre en nuestro presente.

Porque la vida es un ir de un sitio a otro, un abrir y cerrar capítulos, pero el verdadero disfrute está justo en el camino que recorremos. Muchas veces el destino es irrelevante, porque la verdadera experiencia nos la llevamos al ir de un lugar a otro.

En todo caso tengamos medianamente claro a donde queremos llegar, para que cuando estemos allí, lo notemos y no nos convirtamos en conejos constantemente detrás de una zanahoria.

No puedes llegar a otro sitio, sin salir de donde estás

Asumamos que para avanzar, es necesario movernos, salir de la zona de confort limitada. Pero procuremos no caer en la clásica trampa de pasando sin pasar, sin estar, sin sentir. Cada lugar tiene su encanto, mientras estemos allí demos lo mejor de nosotros y saquemos el mayor provecho a cada vivencia.

Seamos creadores de experiencias inolvidables, de momentos que podamos atesorar en nuestros corazones, sin ir saltando de una casilla a otra, solo por el simple hecho de ubicarla mentalmente más adelante o más arriba.

Asegúrate de aprender lo necesario, de vivir el máximo en cada casilla, porque la vida tiene maneras curiosas de devolvernos a puntos donde ya estuvimos. Incluso cuando no los reconozcamos porque pueden lucir diferente, tener otros rostros. Pero cuando quitamos capas, nos podemos dar cuenta de que estamos repitiendo un ciclo y si no hacemos las cosas diferentes, volveremos a repetir la experiencia.

Tengamos el mejor equilibrio posible, mantengamos el balance entre nuestro avance y el disfrute del presente y de lo que se tiene en el momento presente. Aprendamos a escuchar nuestra intuición y soltemos lo que ya sabemos que cumplió su ciclo, el quedarnos enganchados, solo le da fuerza a esos miedos que no nos permiten avanzar. Pero también aprendamos a encontrar calma cuando la voz del ego nos haga pensar que siempre necesitamos ir más allá.

La vida es una cuestión de balance.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru


Sara Espejo