Consecuencias de castigar severamente a un niño
Una de las herramientas que muchos padres aún hoy en día utilizan para corregir el mal comportamiento de sus hijos, es el castigo severo.
Aquí, entra en juego tanto el maltrato verbal, como el físico. Algo que, en realidad, termina afectando a la larga la salud mental de los niños. Creando en ellos patrones de comportamiento negativos que les causarán graves problemas en su adolescencia y adultez.
Pero, ¿por qué estos padres actúan de tal forma? Y bueno, quizás porque eso fue lo que también vivieron y aprendieron de niños.
Probablemente, si tenían un mal comportamiento se les castigaba severamente, pues no había otra medida que tomar u otra cosa que hacer.
Ahora bien, ¿de dónde sacamos la loca idea de que para que un niño se comporte mejor, primero hay que hacerlo sentir mal? Esto es algo que la psicóloga y educadora reconocida Jane Nelsen se preguntó una vez, y lo dejó planteado en varios de sus libros de disciplina positiva.
Consecuencias del castigo severo en niños
En esta ocasión, quiero hablarte sobre los efectos negativos que produce el castigo severo en los niños. Y qué hacer o cómo actuar, en caso de que quieras corregir o hablar con tu hijo sobre una situación que te incomoda de él. Por supuesto, todo esto te lo explicaré basándome en algunas recomendaciones que da el área de la psicología.
Castigar severamente a un niño tras haber cometido un error, es lo peor que podrías hacer
Para empezar, todo castigo hace sentir mal y a través de él no se enseña ninguna habilidad en la vida. Más bien, a largo plazo, tiene un efecto sumamente negativo.
Por otro lado, el castigo es solo una herramienta a corto plazo. Eso significa que, en el momento de que lo apliques, tu hijo va a parar el mal comportamiento, pero solo porque siente miedo. Después, en el futuro, se va a volver a repetir.
El único mensaje que le estás dando a tu hijo con el castigo es el siguiente: “no me gusta lo que hiciste”. Pero realmente, no le estás enseñando lo que él podría hacer para evitar su mal comportamiento.
Sumado a ello, causarás en él un dolor emocional que posteriormente se manifestará en forma de:
- Rebeldía. Tu hijo se volverá rebelde y empezará a retarte.
- Sentimientos de venganza. Tu hijo podría estar pensando algo como: “esta vez tú ganaste, pero la próxima vez ganaré yo”.
- Resentimiento. Tu hijo llegará a desconfiar de ti o de los adultos, porque cree que lo que has hecho con él no es justo.
- Retraimiento o introversión. Tu hijo se volverá escurridizo. Va a querer escaparse todo el tiempo de ti para evitar que lo castigues; o bien terminará teniendo una autoestima baja y pensando que es “un chico malo y siempre hace las cosas mal”.
¿Quieres llamarle la atención a tu hijo?
Empieza por lo siguiente:
1. Cambia la ira por empatía.
Cuando actúas bajo la ira o el enojo, caerás en el error de castigar severamente a tu hijo cada vez que este se porte mal. Esto ocurre porque tu cerebro debido al mal humor que tienes en ese momento, te impedirá pensar de forma consciente y ser empático.
Lo ideal es que tomes control de tus emociones y trates de ponerte en el lugar de tu hijo. Anteriormente, he hablado aquí, sobre el control de las emociones.
Espera siempre estar calmado y no tomes una medida de corrección inadecuada. Nunca pretendas arreglar un problema estando enojado o alterado, porque no vas a llegar a ninguna solución. Trata de estar tranquilo e intenta hablar de la situación con el niño.
2. Conecta con tu hijo
¿Cómo puedes ser más empático con tu hijo?… Bien, trata de conectar con él. Cada vez que tú quieras corregir a tu hijo, antes, habla con él acerca de su mal accionar, del porqué está causando malestar y del porqué debería dejar de comportarse así.
Si tu hijo observa que tú lo estás entendiendo, él va a querer ser más abierto contigo al momento de hablar. Incluso decidirá cambiar su mal comportamiento por cuenta propia.
Dentro de este proceso de conexión también es importante que le preguntes a tu hijo «por qué está haciendo lo que está haciendo». Muchas veces, hay padres que castigan a sus hijos o les gritan de forma desafiante, sin antes preguntar cuál fue el motivo de su comportamiento.
3. Coloca ciertos límites
Para entender este punto, te voy a colocar el siguiente ejemplo:
«Si tu hijo te pide de regalo un celular y tú se lo das, cuando él pase toda la tarde o un sinnúmero de horas usando el dispositivo, ¿qué es lo primero que harás?»
Algunos padres cometen el error de quitarle el celular al niño, gritarlo y castigarlo, en lugar de ponerles un límite. Y ojo aquí, porque los límites siempre se deben colocar con amor, pero también con firmeza.
Esto significa que, deberás llegar a un acuerdo con tu hijo acerca del uso del celular: ¿por cuánto tiempo lo tiene que usar? ¿de qué hora a qué hora lo podría usar?, ¿qué es lo que no debería hacer con él?, ¿qué tareas o actividades básicas no debe descuidar por estar pendiente del celular?, etc.
Querido padre o querida madre, recuerde: el castigo severo en sus hijos no lleva a nada beneficioso. Todo lo contrario, a largo plazo tiene un efecto muy negativo. Si usted quiere enseñar una habilidad, no use como recurso el castigo.
Para finalizar, le recuerdo que, en este espacio, encontrará una serie de herramientas, talleres y cursos que podrían ayudarle con su crecimiento personal y espiritual… ¡Écheles un vistazo aquí!
¡Saludos!
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru
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