Está bien sentirse frágil. Somos seres humanos, no máquinas
¿Cuántas veces te has juzgado por estar triste o por sentir angustia o ansiedad?
Probablemente muchas veces, ¿verdad?
Parece mentira, pero solemos ser nuestros peores jueces, pues en ocasiones no dejamos que nuestras emociones se manifiesten de forma natural. Más bien, vivimos juzgándolas. No las dejamos fluir y desarrollarse; por el contrario, hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para detenerlas y hacer que desaparezcan.
¡Somos seres humanos, no máquinas!
En primer lugar, quiero que sepas algo…
No es tu culpa sentirte mal. Es una respuesta completamente natural a la vida que reacciones de esa forma y es sano que lo hagas.
Esto es algo que, a veces, nos hace falta entender.
Las emociones no son buenas ni malas. A pesar de que se sientan como tal, algunas son muy placenteras y nos hacen sentir bien. Otras, quizás no logran eso. Todo lo contrario, nos hacen sentir mal y se nos hace difícil hacerles frente. Pero déjame decirte que todas tienen su razón de ser.
Tanto la tristeza como la ansiedad, el miedo, el enojo, tienen lugar en tu vida por alguna razón y traen consigo mensajes importantes para ti.
Las emociones son la forma en que tu alma, tu mente y tu corazón se comunican contigo. Solo que, a veces, es difícil escuchar lo que nos quieren decir.
¿Por qué no intentas dejar que te hablen?
Toma un minuto de tu tiempo y siéntate con tus emociones y escúchalas.
Por ejemplo…
- Pregúntale a tu dolor qué necesita para sanar.
- Pregúntale a ese malestar, que hoy día sientes, qué te vino enseñar y ayúdale a sanar.
No ignores tus emociones y tampoco esperes que solitas desaparezcan, pues esto no trae ningún beneficio. Recuerda que detrás de las emociones muchas veces se ocultan cosas que estamos a tiempo de sanar.
Si esperas que una emoción desaparezca por sí sola con el tiempo, eventualmente lo hará, pero tú no habrás resuelto nada. Por eso, es importante que le hagas frente y la resuelvas.
¿Y cómo puedes hacerlo?
- Yendo a terapia.
- Hablando con alguien de confianza.
- Escribiendo o expresando lo que sientes.
- Haciendo las paces con ella.
Las emociones vienen a enseñarte algo y a protegerte
Tus emociones no vienen a hacerte daño. Por lo tanto, no son tus enemigas. No las mires de esa manera y tampoco las juzgues ni te juzgues a ti por sentirlas.
Todo lo que pasa son procesos naturales, procesos humanos que no puedes evitar. Así pues, no solo es válido que te sientas mal de vez en cuando, sino que también es necesario.
Recuerda…
“La luz necesita oscuridad para poder brillar”.
Las emociones negativas, son las que mañana te llenarán de fuerza para librar tu siguiente batalla. Por eso, trata de convertirlas en tus mayores fortalezas. Míralas desde otra perspectiva.
Es más, reflexiona en lo siguiente…
Piensa qué momentos de tu vida han sido claves para tu aprendizaje: ¿acaso fueron los más felices o fueron los que te han costado trabajo?
Probablemente me dirás “los que más me han costado trabajo”.
Pues bien, abraza tu dolor y tus emociones. Abrázate a ti y a tus procesos. Tu manera de vivir y sentir nunca será perfecta. Siempre será un trabajo que deberás gestionar y realizar.
No obstante, en esas imperfecciones, hay muchísima belleza y sanación esperando. Por eso, confía en ti y en tu capacidad de sanarte. Date permiso de sentirte mal. Está bien que lo hagas. Eso sí, recuerda que nada es permanente y nada es para siempre. Esto que hoy en día estás viviendo también pasará.
Y bien, hasta aquí esta corta reflexión. Por ahora me despedimo, pero eso sí, no sin antes recordarte que aquí, en reencontrate.guru, cuentas con diversos talleres y cursos orientados a tu crecimiento personal y espiritual. No dudes en suscribirte a ellos y sácales el mayor provecho posible, sobre todo, para conseguir bienestar.
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Sin más, un saludito.
¡Nos vemos!
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.guru