Una madre consciente es la que se va volviendo innecesaria
Hablemos de la labor que tenemos como madres. Sabemos que no es fácil ser una madre consciente cuando en realidad estamos experimentando una vivencia totalmente nueva, sobretodo siendo primerizas.
Entendiendo que el amor que profesamos por nuestros bebés es infinito y mágico (a excepción de algunas madres con fuertes conflictos internos), podemos profetizar que siempre estaremos para nuestros hijos.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y van creciendo nuestros tesoritos, nos vamos apegando a ellos. ¡Si! Nos apegamos a nuestros hijos y nos volvemos su sombra! Pensamos que siempre estaremos para ellos, cuidándolos, protegiéndolos, facilitándoles la vida al máximo.
Lo que no sabemos algunas madres, es que nuestro comportamiento puede generar graves conflictos conductuales en nuestros retoños… y esa dependencia que les inculcamos sólo puede generar comodidad de parte de ellos, y graves carencias en su carácter.
Aprendiendo a ser una madre consciente e innecesaria.
Evidentemente, en los primeros años de nuestros bebés, debemos abocarnos a procurar su mayor comodidad y felicidad. Los primeros 7 años de un niño son claves para su desarrollo cognitivo, el desarrollo cerebral, conductual y emocional.
En fin, son los años donde se va definiendo la personalidad del niño, adaptándose a los patrones que le vamos ofreciendo según la comunidad donde vivamos.
Desde la concepción hasta los 7 años de edad, el niño depende de la madre absolutamente.
A veces no somos conscientes de que la madre transmite todas sus emociones al niño, y éste las absorbe como propias.
Esto repercute directamente en el desarrollo de la personalidad, sus miedos, sus fobias… Por eso es fundamental en una madre consciente, mantenerse en equilibrio emocional.
Luego de los 7 años, los hijos deben ir tomando ciertas responsabilidades según su edad, y muchas veces no les permitimos equivocarse y caer… ¡Es lo importante de aprender a ser madres innecesarias!
Una mamá apegada a sus hijos los vuelve adultos débiles y sumisos
Dicen que una madre despierta y consciente es aquella que se va volviendo innecesaria para sus hijos. Y es totalmente cierto! Si he realizado bien mi labor como madre, debería volverme innecesaria para mis hijos.
Ser innecesaria no significa dejar de amarlos y desear la mejor vida para ellos, al contrario…
Ser una madre conscientemente innecesaria, es evitar que el amor infinito que sentimos por nuestros retoños, genere dependencia de ellos hacia nosotras. La dependencia es como un vicio, una droga, que les resta poder, responsabilidad, autonomía e independencia.
Nuestros hijos deben ir asumiendo la responsabilidad de sí mismos a medida que van creciendo, para que más adelante puedan definir el rumbo que quieran seguir en la vida, eligiendo libremente lo que más les guste, asumir los retos, caer y levantarse las veces que sean necesarias.
El amor es un proceso de liberación infinita, un vínculo que no cesa de transformarse a lo largo de nuestra vida.
Lo que necesitan nuestros hijos, es simplemente sentir esa seguridad de que pase lo que pase, siempre estaremos allí, para darles un abrazo, para apoyarlos en el éxito o el fracaso, para tenderles una mano, una palabra de aliento, y la certeza de que nunca nos van a defraudar.
Entonces, nuestro mayor desafío y nuestra verdadera misión, es crear adultos libres de nuestros propios miedos, autónomos y con una confianza indestructible en si mismos.
Cuando logramos ser padres innecesarios, nos transformaremos en un puerto seguro donde ellos puedan atracar cuando sientan la necesidad.
A quien ames, ofrécele alas para volar, raíces donde asentarse, y confianza para caminar.
Ya ha llegado el momento de desechar ese impulso natural de una madre, de querer proteger a su hijo de errores, peligros, tristezas y decepciones. Por el bien de ellos, y el tuyo propio, por favor, sé una madre consciente y cría hijos libres, felices y seguros de sí mismos!
Por: Loubna Hatem ∼♥∼