Mi familia no es perfecta… pero es mi familia
Cada familia tiene sus particularidades, cada una lleva consigo una serie de elementos que la hace única, donde cada uno de sus integrantes tiene un valor y una posición en un todo único, tejido por nexos de sangre y nexos de elección.
La familia está determinada desde varios enfoques, desde lo que muestra un árbol genealógico, hasta lo que cada quien considera su familia. Lo cierto es que para la mayoría, la familia es la estructura que sostiene gran parte de lo que se es.
Las familias arrastran tradiciones, costumbres, factores genéticos y más allá de la biología, cada uno lleva consigo algo de sus ancestros que lo hace continuar con una cadena de eventos y coincidencias que dieron paso a nuestras propias vidas.
Todos podemos coincidir en que nuestras familias no son perfectas Pero si lo vemos de un modo romántico, nos daremos cuenta de que cada quien tiene la familia que necesita, la que le muestra lo que debe ver, la que le hace querer ser mejor, la que le enseña a través del ejemplo o el antiejemplo, la que le soporta y le inspira.
Hay muchas posibilidades de que no nos sintamos a gusto con lo que representa nuestra familia o algunos de sus integrantes. Las diferencias, los conflictos de intereses, las intrigas, la envidia, el egoísmo, el abuso… son solo algunos elementos que pueden hacer que una familia se debilite e incluso se separe.
Por otra parte, muchísimas personas encuentran en su familia su mayor tesoro, su motor y su soporte al mismo tiempo. Quienes pertenecen a estas familias y se sienten realmente compenetrados con ellas, sin duda tienen un impulso extra.
El sentir el respaldo de una familia nos hace sentir que no estamos solos, que podemos intentar comernos al mundo, con un grupo de personas alentándonos, que podemos equivocarnos, que podemos caer y vendrá un equipo al rescate. Quien tiene una de estas familias, siempre va en combo y lo que le pasa a uno, le pasa a todos.
-Familia significa que nadie se queda atrás o se olvida.-David Ogden Stiers.
Da mucho más gusto celebrar un triunfo con tus seres más queridos y los que más te quieren que hacerlo solo o con personas que se sienten transitorias en tu vida. Mucho más importante aún: no es lo mismo pasar por un trance rodeado de esas personas que no te dejarán caer o al menos estarán contigo procurando aportar lo mejor para ti, que hacerlo con personas que probablemente al verte caer se retiren sin mayor remordimiento.
Las familias, las verdaderas, las tejemos con hilos que se producen en el corazón, la sangre resulta secundaria, pero el afecto y el cariño es lo que realmente le da forma y sustento. Sabemos que tenemos defectos, sabemos que cada quien persigue sus propios interés, sabemos que podemos equivocarnos e incluso apartarnos, pero cuando el amor está allí, no importa lo que pase, en caso de necesitarnos allí estaremos.
A veces el orgullo le juega malas pasadas a las familias, de hecho a las relaciones en general, pero recordemos que no hay distancia más larga que un malentendido y que pedir perdón es un puente que podemos construir para volver a lo que amamos.
Siéntete orgulloso de tu familia, la que te enseñó a amar, la que te cobijó desde tu infancia, a la que tú le has dado vida y la que has formado a lo largo de tu vida a través de tus elecciones. Ésa puedes considerarla tu mayor fortaleza y tu mejor refugio. Allí, en ella, todo siempre estará bien, porque es a donde realmente pertenece nuestro corazón… el verdadero hogar es la familia, no un lugar.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru
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