Niños y meditación, ¿buena combinación?

Niños y meditación, ¿buena combinación?
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Sin suspenso… Excelente combinación. Los niños y la meditación están unidos por naturaleza, no dominarán la técnica en posición de loto y un mudra particular en sus manos. Pero tiene la capacidad de estar en cada actividad con la atención plena en lo que están haciendo, con menos oportunidades de que su mente viaje al pasado o al futuro en la búsqueda de otras cosas que no están justo en el momento presente.

Esa capacidad de atención la vamos perdiendo con el paso del tiempo y nos hacemos una presa sencilla de la mente que difícilmente se aquieta y va cual animal salvaje de brinco en brinco, de pensamiento en pensamiento, de una situación imaginada a otra.

Pero volviendo a los más pequeños, si los padres o los cuidadores tienen el hábito de meditar, muy probablemente logren guiarlos por una práctica que pueden adoptar desde muy pequeños.

Tengamos en cuenta que la meditación no es propia de ninguna religión, de hecho nadie tiene que pertenecer a alguna para practicarla. Por lo que podemos desligarnos de estar adoctrinando a los niños al sugerirles la meditación como parte de su rutina diaria.

Para niños menos de 5 años la meditación puede dar lugar a través del juego, de las actividades que roben su atención y le hagan permanecer allí, sin mayor distracción. Luego de esas edades será más sencillo invitarlos a alguna práctica con el fin único de meditar, que se sienten en un sitio cómodo, tranquilo y que se concentren en su respiración, que aprendan a observarla y dirigir su mente allí. Quizás pueden distraerse con facilidad, pero serán solo unos minutos. Se recomienda un minuto de meditación por años de edad del niño.

No debemos forzarlos, ellos tienen que ver la actividad como algo agradable, como un momento de conexión con su esencia.

La ventaja de comenzar con esta práctica temprana, así como pasa en muchos otros desempeños, es que dominarán la técnica desde la infancia. Lo cual les será de gran utilidad durante su infancia y durante su vida adulta.

Ventajas adicionales:

  • Mayor capacidad de concentración y atención.
  • Mejor manejo de emociones.
  • Incremento en la creatividad.
  • Mayor autoconocimiento.
  • Fomenta la independencia.
  • Desarrollo del amor propio.
  • Capacidad de aceptación.
  • Fortalecimiento del sistema inmune.

En fin, hay muchísimas ventajas asociadas a la práctica de la meditación, que se consiguen de manera independiente de la edad. Hacer parte de la rutina diaria de un niño, la meditación, al menos unos minutos, les hace verla como un recurso al que pueden recurrir en cualquier momento, tal como nosotros los adultos, pero a medida que pasa el tiempo colocamos más resistencias y barreras hacia el bienestar y nos cuesta alcanzar estados de meditación.

Si los padres, maestros o cuidadores no practican la meditación, probablemente sea un recurso más lejano para el niño, a menos que alguno de su entorno despierte el interés por llevarlo a conectarse a esta práctica. De cualquier manera los niños muchas veces se convierten en los mejores maestros y cuando menos atención estamos prestando, nos dan un ejemplo de plena atención. Así que a veces son ellos los que nos inspiran a meditar, a calmar la mente y a conectar con quienes somos realmente.

La meditación nos pertenece como cualquier otra función, la respiración, la digestión, etc. Pero como se involucran elementos intangibles, no es tan evidente y requiere de nosotros disposición, tiempo, dedicación y sobre todo constancia. Pero los beneficios obtenidos, bien valen la inversión de recursos.

Si está en nuestras manos el inculcar a algún pequeño en la práctica de la meditación, no lo dudemos, porque le estaremos dando un recurso que le servirá toda su vida.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru


Sara Espejo