No le huyas a la ansiedad
Los que han padecido o padecen de ansiedad, podrán apoyarme en la idea de que puede ser de las cosas más desagradables que podamos vivir y como es de esperarse nadie quiere repetir experiencias de vida que nos hagan sentir incluso cerca de la muerte.
La ansiedad trabaja de manera curiosa, es un mecanismo de protección a nuestra vida que sentimos que nos puede matar, pero nada más alejado a la realidad. Nuestra mente le está ordenando a nuestro cuerpo que se prepare para un enfrentamiento importante… como lo hace cuando es necesario que escapemos de un incendio o cuando tenemos un feroz animal en frente, con la salvedad de que no hay un foco de peligro real.
Pero aun así nuestro sistema lo toma como real y nos aterrorizamos no de un foco de peligro verdadero, sino de la sintomatología que presenta nuestro cuerpo, pensamos que moriremos o enloqueceremos en ese proceso.
Ni lo uno, ni lo otro
Ni nos morimos, ni enloquecemos. Nuestra mente ha creado un programa que se repite y mientras reaccionemos de la misma manera, más instaurado quedará. Podemos pasarnos la vida padeciendo de ansiedad o podemos simplemente armarnos de valor y pararnos frente a ella, convencidos de que su único poder es el que nosotros le hemos otorgado y plantándonos frente a ella. Eligiendo la única lucha que nos hará retomar el control, en la cual desenmascararemos a la ansiedad y no le daremos más opción que retirarse.
Si alguien viene y te toma por sorpresa y te dice que te matará que si te subes a ese ascensor morirás, que si estás en un grupo de gente la pasarás muy mal o si te quedas solo en tu casa te atacará sin que nadie se entere jamás hasta el momento de tu velorio. Claro que puedes asustarte, quizás sería muy extraño que no lo hicieras…
Pero si esto se repite una y otra vez y tú decides dejar de creerle a esa voz que te hace creer que morirás, sino te plantas y le dices: ¡ok, mátame! no solo una vez sino cada vez que aparezca, a la ansiedad no le quedará más remedio que alejarse, porque te sabe incrédulo, porque sabe que la descubriste y que no puede más que asustarte, no puede hacerte daño. Tu cuerpo está diseñado para todo lo que te ocurre cuando sientes ansiedad, son reacciones bioquímicas perfectas para defenderte. En ningún caso morirás por sentir ansiedad.
Aunque tu cabeza te duela, aunque sientas tu brazo izquierdo con punzadas, aunque tu corazón lata a más de 150ppm, aunque te falte el aire… no morirás… son sensaciones generadas por un estado de ansiedad.
Deja de correr
No huyas más de la ansiedad, no la evites, no evites las situaciones en donde creas que te puedas sentir mal, procura esos espacios para enfrentarte a ella. Si te da miedo morir solo en tu casa, procura quedarte solo en tu casa y si te visita la ansiedad, hazle saber que la estabas esperando, que quieres que te muestre lo peor que tenga para ti, que estás listo para morir solo en casa y puede ser que te sientas muy mal, pero te darás cuenta de que va a pasar, que no morirás y que el miedo se disipará. Mientras más dispuesto estés a enfrentarlo, más rápido se irá.
Puedes sentir experiencias súper desagradables y unas ganas extremas de salir corriendo o de llamar a alguien para que te acompañe y te asista, pero si resistes, darás pasos de recuperación de tu terreno.
Mientras más huyas, más espacio de tu vida perderás, más cosas querrás evitar y por nada!! Porque la ansiedad es solo la amenaza de que puede acabar con tu vida. Deja de creerle en cuento trillado, ésta tampoco es la vez que sí morirás, ni lo será la que viene, ni la otra. No importa qué tan mal te sientas, si es ansiedad, no te puede hacer más daño que una clase intensa de spinning. Tu cuerpo está preparado para ello, no te asustes, mientras más te permitas experimentar esas sensaciones, más cerca estarás de sanar, de ahuyentar a tu visita indeseada.
Un ejemplo que te puede servir
Imagina a un niño malcriado que cada vez que hace un berrinche, le das una chupeta, lo mismo pasa con la mente… Ella está acostumbrada a que le prestes demasiada atención y cada vez que la ansiedad se hace presente le das esa chupeta… hasta que no hace falta que haga nada, para evitar el berrinche le das con antelación la chupeta. Encuentra la analogía con las veces que se presenta el ataque de pánico y lo que haces para sentirte mejor y lo que haces también para evitarlo… Cuando dejes de darle la chupeta, quizás sientas más fuertes los berrinches, pero de allí no pasará y como no estás en disposición de complacerle esos berrinches desaparecerán.
Date la oportunidad de quitarle la máscara a la ansiedad. Ella no puede matarte, solo te alerta para que construyas otros caminos de vida. Te reconcilies contigo y te comprometas a disfrutar de la vida… ¿Ves que para nada quiere matarte? Quiere que vivas y recurre a un juego perverso para llamar tu atención, una vez que la descubras, la puedes sacar de tu vida, pero ten presente que ella llegó a ti para darte un mensaje que te conviene escuchar.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru