Permítele a las cosas terminar

Permítele a las cosas terminar
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La mayoría de nosotros sabe con bastante precisión, cuándo algo en su vida ha llegado a un punto de no retorno y lo más sano sería terminar. Normalmente ocurre en ese momento en el cual nos damos cuenta de que no importa lo que hagamos, ni lo que demos, ni lo que otras personas hagan, el resultado tiende a un fin inminente.

Sin embargo, solemos darle largas a las cosas, invirtiendo nuestro valioso tiempo en lo que ya nos ha dicho de múltiples formas que no debe continuar. Y es allí cuando nos pueden nacer unas ganas locas de hacer todo lo que no hicimos anteriormente, cuando sentimos que hemos podido haber llevado mejor las cosas o cuando nos da por agotar todos los intentos de ofrecer algo distinto en pro de obtener resultados diferentes.

El punto es que muchas veces no permitimos que las cosas terminen, les ponemos mallas de rescate a lo largo del camino procurando que no lleguen a tocar el suelo, al verlas descender prácticamente en caída libre.

Lo que debemos ver en este punto es qué parte de nosotros está evitando terminar, ¿Qué nos estamos moviendo? ¿Es el miedo, es la costumbre, es el amor, es el orgullo, es el interés…?

Determina los verdaderos motivos por los cuales no quieres que algo termine

Cuando logramos determinar qué es lo que nos está impulsando a tomar acción para mantener algo, es cuando podemos decidir si realmente el no permitir que algo termine, tiene sentido.

Las decisiones que tomamos desde lo que representa el ego, no nos llevan a un buen sitio. Por el contrario, nos encadenan a vivir cosas sin superarlas por resistirnos a cambios que podrían ser la mayor de las bendiciones de nuestras vidas.

Si en definitiva es el amor por lo cual no queremos terminar algo, pues hagamos lo que esté a nuestro alcance, estando claros en que muchas cosas no dependen solo de nosotros. Demos lo mejor desde el amor y veamos qué ocurre, si el fin igual está allí esperándonos, permitámosle llegar.

Para estar colgando, es mejor caer

Éste es un dicho de abuelita, pero representa muy bien la lucha cuando no dejamos que algo ocurra… Debemos aprender a fluir, sí, puede que la caída duela, pero no será mortal y nos vamos a recuperar más pronto de lo que pensamos. Pero quedarnos allí invirtiendo todas nuestras energías en sostenernos de algo inestable, con miedo a caer, sin saber que nos espera y con un bajo pronóstico de poder salir de esa situación cargada de incertidumbre, nos va a consumir demasiado.

Aprende a cerrar ciclos

Para comenzar un nuevo ciclo, incluso con los mismos personajes, muchas veces es necesario cerrar ciclos anteriores, mentalizarnos en que lo que ya fue, no será más y punto. Esto puede traer consigo un proceso de duelo, pero no engancharse en el dolor es la clave para salir lo más ilesos posibles de algo con un potencial altísimo para hacernos daño.

Lo mejor que podemos hacer para cerrar un ciclo es:

Agradecer, perdonar, bendecir y seguir adelante.

Estos cuatro pasos son elementales para dejar algo en el pasado y para comenzar a construir nuestro futuro desde la mejor actitud y con la mejor de las vibras.

Cuando agradecemos estamos reconociendo lo bueno de la experiencia y rescatando todo aquello con lo que nos sea de provecho quedarnos.

Al perdonar aligeramos nuestro ser de cargas innecesarias, de rencores y de dolores potenciales, el perdón nos lo dedicaremos a nosotros y a cualquier persona involucrada en aquello que estamos cerrando.

Cuando bendecimos estamos enviando nuestros mejores deseos y desde nuestra alma estamos sellando con amor ese cierre de ciclo.

Y seguir adelante luego de hacer estas tres cosas de corazón nos permite transitar el mejor de los caminos, donde nos damos cuenta de que nada es casual y que aferrarnos a las cosas en lugar de fluir con ellas, carece de sentido.

Permítele a las cosas terminar y evita padecer el proceso de cambio.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.guru


Sara Espejo