Fábula de las dos hormigas: Supera el miedo a los cambios

Fábula de las dos hormigas: Supera el miedo a los cambios
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Las dos hormigas” es una hermosa fábula escrita por Prem Rawat, escritor de origen indio, y se basa en una historia que encontramos en su libro “Cuando el desierto florece”.

En esta creativa fábula, el escritor nos enseña a reflexionar sobre los cambios en nuestra vida. Con simples palabras podemos entender la importancia de aceptar las variables de manera abierta y fluida.

Adaptarnos a lo que la vida nos ofrezca de manera positiva es realmente liberador.

El miedo a los cambios no tiene edad, por eso la fábula de las dos hormigas es para todo tipo de lectores (niños, adolescentes o adultos).


Las dos hormigas y el miedo a los cambios.

Conozcamos la historia de las dos hormigas: Una vivía muy feliz sobre una gran montaña de azúcar, y la otra vivía sobre un puño de sal. La hormiga 1, que disfrutaba de su montaña de azúcar, siempre estaba feliz con su dulce alimento.

las dos hormigas amigas

La hormiga 2, disfrutaba de su alimento a medias, y este le producía mucha sed, por lo que se veía obligada a estar caminando largos trechos en busca de agua.

Un día, la hormiga 1 se acerca a la montaña de sal, y saluda a la hormiga 2:

– ¡Hola, buen día amiga!- le saludó.

– ¡Hola!- contestó con extrañeza la hormiga 2 sobre su montículo de sal- ¡Me alegra ver otra hormiga por estos lares! Ya estaba sintiéndome muy sola.

– Que extraño que no nos hayamos visto – contestó la hormiga 1- vivo a pocos pasos de aquí, justo sobre una montaña de azúcar.

– ¿Azúcar? – se intrigó la hormiga 2 -¿Pero eso qué es?- le preguntó la hormiga de la sal.

– ¡Que raro! – Dijo la hormiga 1 – ¿Nunca has probado el azúcar? ¡Pues te va a fascinar! Te invito mañana a visitarme y te daré a probar el azúcar que yo como.

– ¡Me parece una excelente idea! Allí estaré – contestó con curiosidad la hormiga 2, sobre su montaña de sal.

Al día siguiente, La hormiga 2 (de la montaña de sal), decide visitar a la hormiga 1 (la del azúcar).
Sin embargo, le entró la duda de que tal vez el azúcar no le guste, y por eso decidió llevar un poco de sal en su boca. Así no pasaría hambre.

Luego de andar un corto trecho, llegó a un montículo blanco y brillante, e inmediatamente identificó a su amiga, la hormiga 1, en todo lo alto de su dulce alimento.

– ¡Que bueno que llegaste, vecina! – Dijo la hormiga 1 con entusiasmo – Sube por acá, que te daré a probar el delicioso sabor del azúcar.

– ¡Okey, allá voy!- respondió la hormiga 2 con sus granos de sal en el hocico.

Una vez que la hormiga 2 llegó arriba, la hormiga 1 le ofreció unos granos de azúcar, pero como la hormiga 2 llevaba la boca llena de sal, el azúcar le supo a la misma sal.

– ¡Vaya, qué extraño!- protestó la hormiga 2 – Veo que tu azúcar sabe igual que mi sal. Debe ser el mismo alimento, solo que cada una de nosotras la llama de diferente manera.

– ¡No puede ser! – contestó muy extrañada la hormiga 1 – Yo alguna vez he probado la sal y realmente no se parece en nada el sabor!

Muy extrañada, la hormiga 1 le digo a la hormiga 2:

– Abre la boca, quiero ver qué tienes ahí.

Enseguida, la hormiga 1 se percató de que su vecina tenía sal guardada en la boca.

– ¡Obvio! ¡Ahora entiendo todo! Anda, escupe esa sal que llevas en la boca, y prueba de nuevo mi azúcar.

La hormiga 2 hizo caso con mucho recelo, escupió su sal, y permitió que entre un poco de azúcar en su boca.

¡Quedó impactada! Ahora sí, el azúcar hizo su magia ¡y su sabor le pareció espectacular!

– ¡Mmmmmmmm! ¡Qué deliciosa es! ¡Sabe a gloria!- dijo la hormiga 2 con entusiasmo.

Finalmente, las dos hormigas se quedaron a vivir juntas, comenzando una linda amistad, y disfrutando de un alimento realmente delicioso.

La moraleja en ésta fábula:

“Si te aferras a algo que no te hace feliz, no podrás apreciar lo nuevo que llega, quitándote así la oportunidad de mejorar tu vida”

Reflexionemos:

Con esta sencilla fábula podrás trabajar en varios aspectos de tu vida:

  • No debes temer a los cambios.
  • Para evolucionar, es necesario dejar ciertas comodidades o zonas de confort.
  • Nunca conocerás lo bueno que te espera allá afuera, si no sueltas lo que te mantiene esclavo en el presente.

Nuestra actitud ante lo novedoso es clave para nuestra evolución personal. Debemos reflexionar sobre todo aquello que nos mantiene ‘aferrados’ a ciertas comodidades, y con las que nunca terminamos de sentirnos felices.

la hormiga cambia

La ignorancia nos otorga una tranquilidad ficticia. Nos obliga a perdemos de cosas maravillosas en la vida. Tener una montaña de sal, con mucha sed, y no salir a investigar si se puede encontrar algo mejor para alimentarse, es estar en una zona de confort que nos hace infeliz.

¡Endulza tu vida! ¡Solo de ti depende!

Casi siempre debemos desprendernos de lo seguro para aventurarnos a conocer lo nuevo. De no ser así, viviremos estancados, sin prosperar, con las incomodidades de siempre.

Las dos hormigas nos enseñan a reflexionar sobre el miedo a los cambios. ¡Suelta tu montículo de sal! ¡Te espera una maravillosa e increíble montaña de azúcar!

Por: Loubna Hatem – reencontrate.guru


Loubna Hatem

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